Pedro Morales
Tlaxcala, Tlax/29 de diciembre de 2016.- En Tlaxcala sigue latente el robo de piezas representativas del arte colonial mexicano, también llamado robo de arte sacro, en contraste a lo que dicen las autoridades federales en el sentido de que no se trata de “delincuencia organizada”, los hechos demuestran lo contrario.
Al respecto trabajadores sindicalizados del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), delegación Tlaxcala decidieron romper el silencio, aunque solicitaron el anonimato por temor a represalias.
Indicaron que en realidad en el caso de robo a iglesias, no se trata de delincuencia organizada, sino de algo mucho peor, ya que se trata de una poderosa organización que trabaja por células y hasta por encargo.
Indicaron que sería sano realizar auditorías a funcionarios relacionados con el arte en Tlaxcala, llámese delegación INAH, Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, de la Pinacoteca del Estado, del Archivo de Tlaxcala y hasta de los municipios.
Por supuesto que entrarían en sospecha prominentes políticos, incluidos algunos ex mandatarios, fiscales, curadores, restauradores, dueños de bazares en la periferia y a esta situación tampoco escapa el clero.
De esta forma y a veces sin que ellos mismos lo sepan, células que van desde la detección de las piezas, ubicadores, zorreros, traficantes de arte, dueños de bazares y salas de exposición.
Todos trabajarían para un fin, traficar y saquear la riqueza artística, no solo de los templos católicos, sino también de zonas arqueológicas, la razón de esta sugerencia y de una auditoría, sirve para que en un momento dado se liberen órdenes de cateo.
Estas órdenes de cateo en los funcionarios de los personajes antes mencionados, podrían llevar a la recuperación de selectas piezas arqueológicas, cuadros, esculturas y otras manifestaciones que han sido “desaparecidas” a lo largo de los años en Tlaxcala.
No se sabe qué pasó con aquella iniciativa que aprobó solicitar al Congreso de la Unión que reforme el Código de Procedimientos Penales, para tipificar el robo de arte sacro como un delito grave.
Se buscaba que se sancione a los hurtadores de este tipo de bienes con penas de hasta 10 años y a los compradores de los mismos, hasta con prisión por 12 años.
Los diputados consideraron que a través de esta adecuación a la legislación federal podrán inhibir la comisión de este tipo de ilícitos que se cometen en todo el país, por lo que también pidieron el apoyo de los congresos de todos los estados para exigir a los las cámaras Baja y Alta se concrete esta reforma.
Datos no muy claros ubican que de1997 a esa fecha, se han perpetrado no menos de 150 robos de arte sacro en los templos católicos que existen en 35 de los 60 municipios de la entidad.
Los recintos más afectados por esa ola delictiva fueron los que se encuentran en la capital del estado y en Huamantla donde, en ese lapso, ocurrieron 13 atracos en cada uno, mientras que en Apizaco hubo nueve, según reportes del Centro INAH-Tlaxcala.
De las piezas robadas como lienzos, esculturas, códices y otros ornamentos, principalmente, cuya cantidad es desconocida por las autoridades eclesiásticas y por el mismo Instituto Nacional de Antropología e Historia, solo una ha sido recuperada hasta la fecha.
Además los diputados establecieron que “quienes a sabiendas de su origen ilícito adquieran, enajenen, trafiquen o alteren en cualquier forma objetos dedicados al culto público, se les impondrá una pena de cinco a 12 años de prisión y una multa de mil a 10 mil días de salario”.
En aquel entonces el ex diputado priista Javier García González, principal promotor de la iniciativa, aseguró que este planteamiento permitirá “atender la insatisfacción popular que existe por la reducida severidad de las penas previstas en el Código en la materia en torno de estos ilícitos.
Situación a la que inexplicablemente se atribuye la recirculación de los delincuentes procesados, quienes no tienen empacho en reincidir y hacer del robo de arte sacro una práctica habitual, pues hasta el momento dicho ilícito está tipificado como robo genérico”, expuso.
El 21 de mayo de 2008, la prensa daba cuenta de que la Procuraduría General de la República (PGR), delegación Tlaxcala, aprehendió al sacerdote Rolando Corona Eliosa como probable responsable del delito de robo de arte sacro.
El presbítero de aproximadamente 36 años de edad fue arrestado en el Municipio de San Pablo del Monte, al sur del Estado, y recluido en el Centro de Readaptación Social de la capital tlaxcalteca, según informó la dependencia federal.
De acuerdo con investigaciones correspondientes a la averiguación previa AP/PGR/TLAX/35/2004, el indiciado, aprovechando la envestidura de sacerdote y párroco de la comunidad de San Andrés Buenavista, tomó seis retablos resguardados en el templo de la ex hacienda El Rosario y otra iglesia del Municipio de Tlaxco, supuestamente para restaurarlos.
Sin embargo, no tenía el permiso correspondiente de sus superiores ni de autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En marzo de 2004 tomó los retablos que representan a San Francisco de Asís, Santa Rosalía, San Vicente Ferrer, Dios Padre, la Dolorosa y una pieza más aún no identificada.
Fue hasta el 5 de septiembre de ese mismo año, cuando el Comisariado le solicitó la devolución de las seis piezas, pero Corona Eliosa entregó los óleos en réplica.
Ante las sospechas, en marzo de 2005, personal del INAH realizó un peritaje a los retablos, con lo que se descubrió la falsedad de las obras.
Por haber falsificado las imágenes, las autoridades eclesiásticas en turno solicitaron la suspensión de sus funciones como sacerdote.
En respuesta, entregó los retablos de San Francisco de Asís, Santa Rosalía, San Vicente Ferrer, Dios Padre y la Dolorosa, faltando la pieza por identificar, de la cual no pudo confirmar el paradero.
Derivado de ello, el representante social de la Federación inició la averiguación previa AP/PGR/TLAX/35/2004 y realizó las indagatorias correspondientes y al no localizar el óleo faltante, se determinó la presunta comisión del delito de Violación a la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos.
«Agentes federales cumplimentaron la orden de aprehensión solicitada por el Fiscal del Ministerio Público de la Federación en su contra, en la población de San Pablo del Monte, dejándolo interno en el Centro de Readaptación Social de la capital, donde continuará con su proceso legal», señaló la PGR a través de un comunicado.
Sin embargo, el sacerdote obtuvo su libertad bajo fianza, debido a que el delito de robo de arte sacro no es considerado grave en Tlaxcala.
Más allá del peso que pone al caso la investidura religiosa del delincuente, el robo cometido por Corona Eliosa es referencial en la historia del saqueo de arte sacro en México, pues en el momento del atraco cometido por el sacerdote apenas se debatía en el país la posibilidad de elevar las penas a los practicantes de esa modalidad del crimen.
Aunque el debate no tenía la suficiente velocidad y Rolando Corona quedaría en libertad bajo fianza, pues en Tlaxcala, una de las entidades más afectadas por la pérdida de arte religioso, ese delito no es considerado como grave.
Esa laxitud en la legislación mexicana permitió que el robo de arte sacro se convirtiera en la segunda actividad delictiva con mayores ganancias en el territorio nacional, después del narcotráfico, pues solamente en el sexenio de Vicente Fox, según el INAH, se registró la pérdida de 964 objetos religiosos extraídos de un universo de 19 mil edificios sacros.
De los cuales se recuperaron 190 sin contar las 10 mil 485 piezas prehispánicas sustraídas de los casi 35 mil sitios arqueológicos nacionales.
La Procuraduría General de la República informó que en el mismo lapso de tiempo se iniciaron 192 averiguaciones previas sobre el tema de las cuales se resolvieron 175, y se estima que sólo el 10 por ciento de las piezas robadas son recuperadas.
El 20 de junio del 2005, se publicó la noticia de que en la Iglesia del barrio de San Antonio, en Huamantla, fue asaltada por ladrones de arte sacro que se llevaron 23 piezas antiguas, incluida la imagen de San Antonio, patrono de la iglesia.
“Se siente muy feo acá al saber que se llevaron a San Antonio”, apuntó Antonio un joven de San Antonio.
Los saqueadores se llevaron además 22 lienzos, pertenecientes al siglo XVII.
“Todas las pertenencias que había en la Iglesia se las llevaron y no es posible”, señaló Nerea Torres, habitante de San Antonio.
Este robo de arte sacro no es uno más, sino es considerado el más desastroso en las Iglesias de Tlaxcala.
“Este es el robo más grande que se ha registrado hasta lo que llevamos si, es una pérdida muy fuerte para la comunidad de San Antonio y el Estado de Tlaxcala”, explicó Sabino Yano Bretón, ex director del INAH en Tlaxcala.
El Mayordomo de la Iglesia de San Antonio, informo que se percato a las seis de la mañana del robo de arte sacro.
“Vi que muchos cuadros ya no estaban mas o menos como 23 cuadros ya aparte San Antonio se lo llevaron, era de madera y lo desvistieron”, explicó Ángel García, mayordomo de la Iglesia de San Antonio.
Este es el altar donde se encontraba el Santo Patrono y esto; su ropa fue lo único que dejaron los ladrones de arte sacro a los habitantes del barrio de san Antonio.
Lo cierto, es que los habitantes se encuentran molestos tristes por la desaparición del Santo Patrono.
“Ya no tenemos a quien venerar que se tienten el alma que no sean así con la gente, que no sean atrevidos, encajosos”, apuntó Eva Ortiz, habitante de San Antonio.
“De todo corazón quisiera que les removiera el corazón San Antonio y que volvieran a su templo y que lo devolvieran es una imagen que nosotros veneramos cada año”, manifestó Nerea Torres, habitante de San Antonio.
Por lo que la gente exige a las autoridades que investiguen el paradero del San Antonio.
“Las autoridades de aquí no pueden hacer nada haber si otras personas pueden ayudarnos que vean que se yo en aeropuertos, carreteras”, según Eva Ortiz, habitante de San Antonio.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia en Tlaxcala, informo que aun no buscan las obras robadas y que sólo esperan el reporte de la PGR para realizar los trámites para su búsqueda.
“Según tenemos reportado, pero no lo tenemos oficialmente todavía que se robaron en el barrio de San Antonio Humantla aproximadamente 22 piezas, aunque no tenemos el dato de la PGR2, explicó Yano Bretón.
Con armas de fuego, tres ladrones sustrajeron de la parroquia del municipio de Tepeyanco, Tlaxcala, la escultura del santo patrono San José, tallada en fina madera, que data del siglo XVII.
El encargado de las relaciones institucionales del Obispado de Tlaxcala, Ranulfo Rojas Bretón, reportó que dos hombres y una mujer, fuertemente armados, amagaron a los sacristanes del templo para apoderarse de la obra.
Se trata de una escultura de cerca de un metro de altura, con un valor artístico cuantioso, tallada en fina madera y que data del siglo XVII.
Dos de los delincuentes amordazaron a la esposa del fiscal y a sus dos hijos, quienes se encontraban al interior del templo, mientras la mujer se apoderaba de la imagen de San José. Refirió que de acuerdo con la maniobra de los sacrílegos, se trata de un robo bien planeado y cuyo único objetivo era llevarse la escultura.
Antes estos hechos, autoridades eclesiásticas y municipales interpusieron formal denuncia ante la delegación de la Procuraduría General de la República, quedando asentados en la averiguación previa PGR/5-Tlaxcala/220.
La feligresía de Tepeyanco se encuentra molesta por los hechos y conmovida por la pérdida de su santo patrono, luego de que el 19 de marzo lo habían festejado.
Refirió que Tlaxcala ha sido un blanco para los sacrílegos, ya que hasta antes de 2002 se registraba un promedio de 20 robos anuales, aunque esa cifra disminuyó en los años siguientes y en 2006 sólo se reportaron entre cinco y seis atracos.
Las cifras obligaron a las autoridades eclesiásticas y civiles, municipales, estatales y federales, a proteger la riqueza religiosa de las más de 700 iglesias asentadas en Tlaxcala, a través de la colocación de videocámaras, sistemas de alarma y chapas, cerrojos y candados, entre otras medidas de seguridad.
En más de 10 templos catalogados monumentos históricos fueron instaladas videocámaras para proteger el arte sacro que data de los siglos XVI, XVII y XVIII, y en un número mayor de iglesias se optó por sistemas de alarma.
Mientras en algunas comunidades los pobladores se han organizado para realizar rondines en las parroquias, debido a que los sistemas de alta tecnología resultan costosos.
Con el objetivo de proteger, conservar y prevenir el saqueo de arte sacro en el estado de Tlaxcala, el INAH, en colaboración con el gobierno estatal y el obispado de la Diócesis de la entidad, elaboraron un catálogo con más de 10 mil piezas sagradas.
Según las estadísticas, son Puebla, Tlaxcala y el Estado de México, las entidades que presentan los índices más altos de robo de piezas sagradas, por lo que son, también, las principales en realizar inventarios e implementar las medidas de seguridad necesarias para que disminuyan dichos actos.
Ante notario público, autoridades del Instituto hicieron una primera entrega del documento a representantes del obispado, quienes tendrán bajo su resguardo la información.
Destacan piezas procedentes de monumentos históricos de Ocotlán, Huamantla, San José de la Concepción en Calpulalpan, San Rafael Tepetlaxco y San Marcos Contla, lugares que se caracterizan por su arraigo en las tradiciones, veneración a sus santos y la mayor concentración de templos.
También resaltan obras del siglo XVI e imágenes del Apóstol Santiago, el retablo de Acuamanala y capillas abiertas ubicadas en el ex Convento de Tepeyanco, donde se pueden observar pinturas con siglos de antigüedad en óptimas condiciones de conservación.
Además, se llevo a cabo un diagnóstico de exterioridad en templos y haciendas, para la instalación de cámaras, microchips y otros recursos tecnológicos que permitan la prevención de saqueo.
De 368 templos en total, distribuidos en los 60 municipios del estado, se cuenta con carpetas de 315, por lo que restan únicamente 53 del universo; se han registrado piezas que van desde cuadros e imágenes hasta figuras, retablos y candelabros, entre otras.
La última etapa de este proyecto tiene prevista la elaboración de una iniciativa de ley a nivel federal, que tipifique como delito grave el robo de arte sacro.
Además de Tlaxcala, los estados de Puebla y el Estado de México, registran números importantes de piezas robadas en distintos templos al igual que Hidalgo y Morelos.
Si bien en dichos lugares se realizan proyectos para prevenir estos delitos, sobresale el caso de la Angelópolis donde el índice de saqueo disminuyó significativamente.
Que Puebla y Tlaxcala sean los dos estados con mayor número de robos responde a un contexto histórico: “Las dos ciudades han conservado mucho de ese patrimonio, son muy ricas, casi tanto como la capital”.
Allí llegaron los mejores pintores, escultores, arquitectos, y las mejores obras de arte para vestir esas iglesias. Y los pequeños pueblos de alrededor son riquísimos.
En Tlaxcala las iglesias conservan retablos, colecciones de pinturas y las comunidades sus códices. En Puebla, por ejemplo, la Catedral se da el lujo de no tener pinturas anónimas”.