Estamos de carnaval en Tlaxcala

Pedro Morales/melisa Ortega

Tlaxcala, Tlax; a 25 de febrero de 2017.- Cuatro días de fiesta en Tlaxcala sirven para olvidar las penas, las preocupaciones del alza de la gasolina o del inminente regreso de paisanos que van a ser deportados de los Estados Unidos, ancestralmente la sabiduría de los antiguos tlaxcaltecas los llevó a sobreponerse a las vicisitudes con alegría.

Nunca pesó más vivir sin sal, acosados por los aztecas y más recientemente al asecho de quienes intentaron apoderarse de su territorio, pudo más el amor a la tierra y a las tradiciones y costumbres de las que el carnaval es punta de lanza.

En las fiestas de carnaval no hay alturas sociales, lo mismo se viste de huehue el abogado que el obrero o el campesino, el orgullo de portar el traje de huehue no se compara con nada y es un bastión contra la cultura gringa.

Las mujeres y hombres que integran las comparsas o grupos de danzantes son muy responsables, cada día practican por las noches sus danzas, a lo largo del año los ahorros van en parte para los gastos de la elaboración de los hermosos trajes.

Padres y madres de familia van tras las camadas, solo para ver como les aplauden a sus hijos o a sus hijas, quienes muchas veces sorprenden a la familia por la destreza y gracia natural que despliegan en las danzas, en cada ejecución.

Pero también el carnaval propicia el amor, cientos o tal vez miles de parejas se han integrado a partir de los bailes de carnaval, es por eso que esta tradición está muy arraigada en nuestro pueblo.

Tlaxcala no se olvida de su origen indígena y esta celebración se realiza de una manera muy peculiar con bailes y danzas en las que evocan magníficamente celebraciones prehispánicas.

El Carnaval de Tlaxcala se inicio después de la alianza hispano tlaxcalteca; antes de la llegada de los españoles se realizaban grandes bailes colectivos dentro de ceremonias religiosas. Como en el señorío de Ocotelulco.

Los primeros franciscanos, repudiaron las tradiciones religiosas prehispánicas, entre ellas, las danzas ceremoniales a las deidades antiguas, particularmente las dedicadas al dios Camaxtli.

De esta manera fueron surgiendo nuevas danzas y de modo especial las carnestolendas, que al paso del tiempo se transformaron en las que conocemos. Uno de los aportes del carnaval actual en Tlaxcala, fue durante los siglos XVII y XVIII.

En ese entonces, se multiplican en el estado las haciendas, cuyos dueños de origen español, añoraban su vida de lujos europeos, por lo que constantemente realizaban grandes fiestas a las que no tenían acceso los peones o indios de la hacienda.

Éstos como respuesta, realizaban fiestas para imitar a sus patrones, satirizando su música, su forma de vestir, de hablar, y en general la vida burguesa que estos llevaban con su refinamiento europeo.

El pueblo se iba a las calles, a las plazuelas, a los centros de reunión a realizar sus sátiras de la imagen de las danzas de sus patrones, de los capataces y aprovechar su libertad para imitar a estos personajes.

Pero no todo, es diversión y baile, esta tradición también sirve para que a través del festejo se fortalezcan las relaciones sociales y costumbres de la comunidad, ya que par su realización se requiere del trabajo voluntario de hombres, mujeres y niños.

Algunos participando en la organización, otros solicitando la cooperación de casa en casa para pagar la música, unos más dirigiendo los ensayos, las mujeres bordando los trajes y los hombres encargados de ofrecer las comidas o desayunos a los danzantes que participan.

Las danzas de carnaval que se realizan en el estado de Tlaxcala, son de coreografías diferentes a otras del país, principalmente las llamadas cuadrillas, ejecutadas por danzantes llamados «huehues».

«Huehue» es el nombre que generalmente se le da al danzante de carnaval y «camada» es el grupo de danzantes. Se dice del carnaval de Tlaxcala, que por sus características especiales, unifica la alegría con la tradición.

Este fin de semana de febrero, en el centro histórico de Tlaxcala habrá constantes presentaciones de las camadas de los municipios, vale la pena ir a verlos, los huehues y sus parejas ponen mucho entusiasmo, para ganar el aplauso y la admiración de quienes los observan.

 

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