CDMX.- 29 de mayo de 2017
El cuerpo del oficial Francisco Javier Meza García se encontraba dentro del féretro que fue bajado de la carroza por compañeros y el titular de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Hiram Almeida. Eran las últimas horas antes de que sus restos fueran depositados en un camposanto; y en un homenaje se le reconoció su valentía al ofrendar su vida por salvar a un taxista que era asaltado por tres sujetos.
Al homenaje de reconocimiento a la labor del uniformado participaron poco más de 1,200 oficiales, de acuerdo a lo informado por la SSP CDMX. El oficial perdió la vida el pasado sábado en la Colonia Lomas de Capula en la Delegación Álvaro Obregón, esto al intentar detener a tres delincuentes que pretendieron despojar de su automóvil a un taxista, quien resultó ileso.
Su valentía fue reconocida ayer y los honores fueron encabezados por el titular de la Secretaría de Seguridad Pública local, Hiram Almeida, quien se encargó de ayudar a sus elementos a bajar de la carrosa el cuerpo del oficial de 35 años de edad. Familiares de Francisco Javier se encontraban desconsolados al saber que eran los últimos minutos en que su cuerpo estaría con ellos.
Durante el recorrido del cortejo fúnebre, elementos de la corporación a bordo de sus motocicletas acompañaban al amigo, al compañero de labor; detrás de ellos iba un nutrido grupo de oficiales que caminaban, y varios de ellos hicieron guardia de honor ante el féretro, y a unos pasos se encontraban otros policías que despidieron a Francisco con disparos de salva.
Abajo de las banquetas de las calles por donde pasó la carrosa fúnebre, se encontraban efectivos de tránsito y detenían la circulación vehicular en lo que pasaba la carrosa y los elementos que iban a bordo de sus motocicletas y a pie. La esposa del oficial caído era reconfortada por otros los familiares que caminaban a un lado de ella; y en su rostro se notaba su dolor, la tragedia que la embargaba.
Llegó el momento de la amarga despedida y con lágrimas en los ojos, los dolientes dieron el último adiós al oficial, que cumplió con lo prometido al ingresar a la corporación: dar la vida por salvaguardar la integridad física de la ciudadanía a la que servía; por eso, también en las calles algunos capitalinos reconocieron la valentía del oficial, que fue abatido por tres hampones.
Sus compañeros intentaban darle ánimo a los familiares, que amablemente agradecían las muestras de apoyo; en la caminata todo fue silencio, los oficiales iban caminando, tal vez pensando, en que solamente se les adelantó en el viaje al más allá, porque a decir de algunos de ellos, los delincuentes se encuentran mejor armados que un policía, lo que los deja en clara desventaja.
Concluyó el homenaje, era tiempo de que los policías regresaran a sus centros de trabajo y su familia a sus hogares, en donde queda el recuerdo de las risas y palabras diarias que el oficial les decía antes de ir a cumplir con su deber; y así, cumpliendo con ese compromiso, dejó luto en su casa, pero tuvo el reconocimiento del taxista, a quien Francisco salvó de ser atracado.