Restauran INAH y gobierno de Tlaxcala retablos de Ocotlán

07 de junio de 2017/Sergio Espinoza

Edificada en el siglo XVI, la Basílica de Nuestra Señora de Ocotlán es uno de los templos más visitados y venerados de Tlaxcala y su región aledaña, reconocido también por la magnificencia de su arquitectura barroca.

Para preservar los bienes culturales que resguarda en su interior, el gobierno estatal ha promovido diversas iniciativas en coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

A razón de lo anterior, la intervención de seis pinturas de gran formato (retablos) alojadas en la sacristía del recinto religioso, es una de las labores efectuadas bajo la spervisión de especialistas de la institución.

Los restauradores Alatiel de la Mora, supervisora del Centro INAH Tlaxcala, y Ricardo Medina, director del proyecto, indicaron que dicha tarea deriva del trabajo previamente realizado por el instituto en los retablos del mismo santuario.

Las seis obras, fechadas en 1754 y elaboradas por el artista novohispano José Joaquín Magón, corresponden a El Calvario (4.50 m de alto por 5.90 m de largo), La Caída (4.50 por 5.80), La Flagelación (4.50 por 6.25), La Última Cena (4.50 por 6.37), El Beso de Judas (4.50 por 6.25) y El Rey de Burlas (4.50 por 6.30).

De acuerdo con los expertos, una parte de las afectaciones que presentaban los bienes derivaba de su propia técnica de manufactura; se determinó que cada lienzo estaba conformado por hasta 13 telares más pequeños unidos entre sí, lo que ocasionaba pérdida de tensión y dobleces en las imágenes.

Aunado a esto, esta el oscurecimiento natural de sus barnices y dada la gran superficie a trabajar, fue necesario descender las obras de su sitio original.

En este proceso, detalló Ricardo Medina, se encontraron notables afectaciones en los bastidores, causadas por la presencia de microorganismos, insectos de madera e incluso nidos y deyecciones de aves.

Lo anterior, se atendió con la elaboración de nuevos soportes, el reentelado, la limpieza y la corrección de los planos para devolver a las pinturas su posición y firmeza originales; posteriormente se dio paso a la fase de reintegración cromática y barnizado.

Alatiel de la Mora destacó que tanto el proyecto inicial como las modificaciones hechas durante su desarrollo, fueron revisados y autorizados por el Centro INAH Tlaxcala y la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, del instituto.

Sobre la importancia de la serie pictórica, la especialista comentó que ésta es la única del templo mariano cuya iconografía se centra en la Pasión de Cristo. Además sobresalen rasgos, como las aperturas octogonales que cuatro de las piezas integran a su diseño y corresponden a las ventanas de la sacristía, que vuelven a las obras exclusivas para su exhibición en la Basílica de Ocotlán.

Los restauradores añadieron que el proyecto de restauración desarrollado, además de preservar el legado artístico del santuario, también contribuye a revalorar la obra de José Joaquín Magón, pintor mulato que en su época logró posicionarse como uno de los artistas más renombrados de la región poblano-tlaxcalteca, y cuya labor no había sido estudiada académicamente sino hasta hace pocos años.

La influencia de Magón en el gusto artístico de la zona, señalaron, puede comprobarse por el hecho de que su pintura de La Última Cena cuenta con reproducciones de menor tamaño en otros templos de Tlaxcala, que también datan del periodo virreinal, como el caso de las iglesias de San Diego Metepec y Santa Cruz.

Cabe destacar que una particularidad más del conjunto restaurado, según consta en una breve anotación sobre el lienzo El Calvario, es que el entonces obispo de Puebla, Domingo Pantaleón Álvarez, estableció se otorgasen “80 días de indulto” a las personas que rezaran un padrenuestro frente a cualquiera de los lienzos de la sacristía.

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