La Prensa Domingo 9 de julio de 2017
Como resultado de un amplio trabajo de investigación, elementos de la Policía Ministerial del Estado de México aclararon el asesinato que se cometió la noche del pasado miércoles, contra el sacerdote Luís López Villa de 71 años de edad, quien fue encontrado amarrado, amordazado y degollado dentro de su habitación, en la Iglesia de San Isidro Labrador.
El responsable del crimen resultó ser el ayudante del párroco, Celso “N”, de 24 años de edad, quien al ser detenido e interrogado por elementos de la Policía Ministerial confesó que había privado de la vida al cura, debido a que lo sorprendió cuando se robaba las limosnas de la Iglesia y amenazó con denunciarlo a las autoridades policiacas.
La noche del pasado miércoles, se vivieron momentos de consternación e indignación entre feligreses de la Colonia El Pino, en este municipio, cuando se dio a conocer que el párroco de la Iglesia de San Isidro Labrador, Luís López Villa, de 71 años de edad había sido brutalmente asesinado y encontrado amarrado, amordazado y degollado, en el interior de su habitación, dentro del mismo templo.
A raíz del cobarde asesinato y en respuesta a las demandas de justicia de los feligreses de la comunidad, elementos de la Policía Ministerial por instrucciones precisas del Fiscal mexiquense, Alejandro Gómez Sánchez iniciaron de lleno con los trabajos de investigación, con el fin de aclarar el artero asesinato y lograr la identificación y captura de los presuntos homicidas.
Como resultado de los primeros trabajos de investigación que realizaron los ministeriales, se pudo establecer por versiones de una mujer que realizaba labores de limpieza en el templo, que al parecer, los presuntos criminales eran dos sujetos, a quienes la mujer vio cuando presuntamente salieron corriendo de la habitación del cura.
Sin embargo, conforme avanzaron los trabajos de investigación, los sabuesos investigadores se enteraron que un joven de 24 años de edad de nombre Celso “N”, era quien regularmente acompañaba al sacerdote, de todas sus confianzas, pues le ayuda en todo e incluso, era quien le hacía todos los mandados y atendía en todo lo que necesitaba y por si fuera poco, contaba con las llaves de la puerta de la entrada de su habitación.
Ante tal situación y debido a que no se descartaba la posibilidad de que este joven pudiera tener alguna relación con el asesinato, policías ministeriales se dieron a la tarea de buscarlo para someterlo a un interrogatorio, pues a pesar de que al principio no existían indicios de que pudiera tener responsabilidad en el crimen, podía representar para los ministeriales una buena fuente de información para dar con el paradero y captura de los supuestos asesinos.
Posteriormente, cuando los ministeriales ubicaron y detuvieron al ayudante del cura muy cerca de su domicilio, ubicado a unos cuantos metros de la Iglesia de San Isidro Labrador, de inmediato lo trasladaron a las instalaciones del centro de justicia local para someterlo a un interrogatorio.
Sin embargo, con gran sorpresa los ministeriales descubrieron que durante los cuestionamientos el ayudante del cura se mostró sumamente nervioso y cayó en constantes contradicciones, por lo que en ese momento, al considerar que podía tener relación en el crimen o complicidad con los asesinos, lo interrogaron más ampliamente y con mayor rigor.
Conforme avanzaron los cuestionamientos, a los sabuesos investigadores ya no les quedó la menor duda, que dicho sujeto era el responsable del crimen, pues aparte del nerviosismo que mostraba y las contradicciones en que cayó confesó que él contaba con las llaves de la puerta de entrada de la habitación del sacerdote, cuya cerradura nunca fue forzada, además de que dijo que horas antes estuvo con él, cuando antes había dicho que los miércoles no asistía a la Iglesia, debido a que el padre nunca estaba porque ese día descansaba y lo tomaba para pasear.
Pero el asunto quedó aclarado y se confirmó que el ayudante había sido el responsable del crimen, después de que los ministeriales encontraron dentro de su casa una bermuda llena de sangre, que al practicarle la prueba del ADN se estableció que era la del sacerdote.
Ante tal situación, el ahora presunto homicida fue trasladado de nueva cuenta al centro de justicia local, donde a decir de elementos de la Policía Ministerial, al ser sometido a un nuevo interrogatorio, confesó que había matado al padre debido a que lo sorprendió dentro de su habitación cuando se robaba las limosnas de la Iglesia.
Dijo que desde hace 4 miércoles, cuando el Padre Luís se iba de la Iglesia, aprovechando que no estaba y que contaba con las llaves de la puerta de su habitación, entró para robarse las limosnas.
Este miércoles, agregó, no fue la excepción; sin embargo, como el cura ya se había dado cuenta de lo que estaba pasando, sorpresivamente regresó y lo sorprendió con las manos en la masa, cuando de nueva cuenta se robaba las limosnas y debido a que le reclamó y recriminó airadamente, además de que lo amenazó con denunciarlo a la policía por haber faltado a su confianza, no tuvo más remedio que quitarle la vida para no ir a la cárcel.
La FGJEM informó que confeso de los hechos, el detenido quedó a disposición del ministerio público e indicó que una vez que se giró la orden de aprehensión en su contra, alrededor de la media noche de hoy sábado, fue ingresado al penal de Neza-Bordo, donde quedó a disposición de un juez de control y juicios orales, con el fin de que sea esta instancia, quien determine su situación jurídica por su presunta responsabilidad en el delito de homicidio, en tanto se le presume inocente, mientras no sea dictada una sentencia condenatoria en su contra.