24 de julio de 2017/redacción
En el marco de la conmemoración del Día Mundial contra la Trata de Personas, que se celebrará el próximo 30 de julio del presente, se iluminó la fachada principal del Palacio Legislativo de color azul, el cual hace referencia al sentimiento de tristeza producido por quienes son víctimas, así como la insensibilidad de quienes son sujetos activos de esta conducta.
En Tlaxcala, casi a la misma hora, en todos los municipios y en las sedes de los poderes legalmente constituidos del Estado, se encendió una luz azul en señal de solidaridad con las víctimas, pero también de compromiso en esta lucha de escala mundial contra la trata de personas.
El Diputado Enrique Padilla Sánchez comentó que esta campaña, que es mundial busca concientizar y generar medidas que contribuyan a poner fin a este ilícito por parte de las autoridades, así como solidarizarse con quienes han sido víctimas del mismo.
La trata de personas es un delito contra la humanidad, pues afecta no sólo a mujeres, sino también a niños y hombres. Es un delito que abarca numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y la explotación sexual.
El delito de la trata no es exclusivo de una zona o región del mundo, afecta por igual a todas las naciones del mundo, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas.
Según la Organización Internacional del Trabajo, se calcula que en el mundo existen más de 21 millones de víctimas de trabajo forzoso, Es por eso que la Organización de las Naciones Unidas, desde el año 2009, ha desarrollado la Campaña “Corazón Azul”, cuyo objetivo es la sensibilización para la lucha contra la trata de personas y su impacto en la sociedad.
La trata de personas se considera como un acto criminal que viola los derechos fundamentales, en particular, el derecho a la dignidad humana.
Las víctimas se convierten en una mercancía que se compra, vende, arrienda, explota y, en muchos casos, se le cataloga como un simple objeto; de allí la necesidad de formar un frente común desde los distintos órdenes de gobierno, así como la ciudadanía en general para hacer frente a este flagelo social mediante la concientización, prevención oportuna, atención y protección a quienes hayan sido lacerados por este ilícito.
Esto genera un compromiso no sólo por la Organización de las Naciones Unidas sino también por cada uno de los países integrantes a ésta y sus órganos de gobierno en la lucha contra este crimen.
En esta campaña Mundial, ningún país debe quedar exento, y en México, todos los órdenes de gobierno debemos estar atentos para generar los mecanismos necesarios que contribuyan a la erradicación de este mal que afecta a la sociedad de nuestro tiempo.