22/10/2017/Pedro Morales
Vecinos de Tzompantepec reportaron alarmados el regreso de una nube rojiza que emana de la planta acerera Simec, aseguraron que causa daños a la salud, en la flora, fauna y además afecta además a los habitantes de Cuaxomulco, Xaloztoc, Texcalac y a la zona urbana de Apizaco.
Sostuvieron que en Tzompantepec de nueva cuenta han detectado que por las mañanas aparece una nube rojiza, que forma una nata, y que es procedente de la planta, cambia de color a café, negro y daña su ropa al depositar un fino polvillo que se oxida al contacto con el agua y el aire.
Indicaron que llevan más de veinte años, sin que autoridad alguna desde la Profepa, CGE o la Sesa tomen cartas en el asunto, ya que las emisiones de polvo las envían a la atmósfera por las noches y en la madrugada.
Pidieron el anonimato por temor a represalias de los empresarios y de las autoridades, porque indicaron que desde hace años reportan esta situación y nadie les hace caso, al contrario han constatado que la empresa es protegida por las autoridades.
Como una burla a sus demandas calificaron que la Profepa tiene catalogada como “industria limpia” a la empresa Simec Internacional, antes Atlax, pese a que genera diariamente toneladas de contaminación que emite a la atmósfera en afectación de miles de tlaxcaltecas.
Trabajadores de la planta, autoridades, así como vecinos de los municipios de Cuaxomulco y Tzompantepec coincidieron en señalar que se debe obligar a la empresa a eliminar la contaminación que genera desde hace más de veinte años.
La acerera se encuentra ubicada en el Corredor Industrial Xaloztoc y ha causado problemas ambientales a la flora, fauna y seres humanos con resultados impredecibles en el futuro inmediato.
Los perros se esterilizan, las mazorcas se malogran
Los vecinos mostraron que en la flora y fauna ya se notan los efectos de la contaminación, los animales enferman, ya casi no se reproducen, los árboles frutales dan frutas podridas, no se desarrollan y gran parte de la población de estos municipios sufre de sinusitis, enfermedades en los ojos y es sospecha de cáncer y padecimientos renales.
La colonia El Carmen, del municipio de Tzompantepec es la más cercana a la planta, en ese lugar las familias padecen de irritación constante de ojos y solamente la familia Montes Cortés se atreve a comentar el problema.
La razón obedece a que la mayoría de los alrededor de cien jefes de familia que habitan en ese lugar trabajan en la fundidora, a lo lejos muestran que en la parte posterior de la planta existen verdaderas montañas de desechos.
Durante un recorrido por el perímetro de las instalaciones se pudo constar una vez más, que existen montañas de escoria que son molidas y procesadas para su venta a otras industrias, es simplemente la fuente de contaminación.
Se trata de rescoldos de la fundición, escoria le llaman ellos, es depositada en tierra sin preparar y por las noches es triturada, para que las autoridades no reporten la tremenda contaminación ambiental que genera este proceso.
Las trituradoras y fundidoras de escoria trabajan escondidas, hay explosiones que han dañado la estructura de sus casas, los vidrios se han roto, el olor es insoportable y las flamas anaranjadas y azules iluminan las noches.
La nube roja de la contaminación apareció otra vez
Los lugareños comentaron que hace tiempo la empresa colocó filtros especiales para frenar las emisiones al ambiente, pero la verdad es que por comentarios de trabajadores, esos filtros son muy caros, los traen de otros países y es la razón por la que ya no los colocan.
Pero de todas formas la molienda de los rescoldos sigue y el resultado de esta actividad es que por las mañanas amanece una densa capa de humo rojiza que no se levanta, queda estática y cambia a color entre café y negro, esa es la que les afecta los ojos, la que daña a los animales y a los árboles y las plantas.
Pidieron denunciar que las autoridades federales como la Profepa o las estatales como la Coordinación General de Ecología no les hacen caso, ni mucho menos las municipales y tienen miedo de sufrir cáncer porque sus vecinos les narran que hay mucho plomo en el ambiente.
Los obreros comentan a sus familias que tienen que utilizar trajes como de astronautas para recoger el polvo, otros no las usan y llegan a sus casas con las huellas del plomo en la cara, es un polvillo fino y negro que les tapa los poros, les recomiendan tomar mucha leche.
Recuerdan que hace dos años, en diciembre, cuando hubo una especie de explosión, dos trabajadores quedaron ciegos, se les quemaron las retinas y hay muchos accidentes que no se reportan.
Tres mujeres que lavaban ropa invitan a autoridades y medios de comunicación a que vayan a la colonia de El Carmen por las noches y esperen a que amanezca, para constatar que no mienten.
Alarman padecimientos e irritación de ojos en gran parte de los vecinos
Roberto Rojas Bonilla confirmó que los ciudadanos de todas las edades en el municipio presentan cuadros agudos de sinusitis y enfermedades en los ojos.
Reconoce que ya son más de dos décadas de que los municipios aledaños reciben las descargas contaminantes de ese corredor industrial, sobre todo de la planta Simec.
Indicó que al inicio de la administración perredista de Tzompantepec se tuvo contacto con el responsable del área de ecología de la empresa, pero siempre les ha dicho a las autoridades municipales que se encuentran dentro de la norma y de los estándares y de acuerdo a la legislación ambiental estatal y federal.
Sin embargo se le ha hecho notar que la población de las comunidades ya acusan los efectos de las emisiones, pese a que presentan su documentación, pero de las emisiones sin mencionar a las montañas de escoria.
Ya se ha confirmado la presencia de metales pesados en el agua
Son miles de toneladas las que se encuentran dispuestas a cielo abierto, el viento se lleva ese polvo que tanto daño hace y tampoco mencionan que los mantos acuíferos profundos son contaminados cuando llueve.
Tal vez por eso los resultados del análisis del agua en la zona, que dio a conocer la senadora Lorena Cuéllar y la UNAM; confirmen la presencia de metales pesados en el agua de la región.
Todo esto origina un problema muy fuerte, todo se volatiza, son partículas invisibles que no se ven pero que están presentes día y noche, lo cierto es que reciclan esos materiales y la contaminación no para.
Recordó que en el 2005 llegó una empresa para monitorear la calidad del aire, incluso colocaron sensores en el centro de Tzompantepec, pero es el momento en que no saben del resultado del monitoreo, les han ocultado información.
Mientras los niños y los animales se enferman, los árboles dan fruta podrida, no crecen, en las hojas se nota el polvo que proviene de la planta donde existe la sospecha de que la escoria es en su mayoría plomo.
El plomo no se degrada y cuando se libera en el aire puede ser transportado largas distancias antes de sedimentar en el suelo. Puede estar expuesto y la gente comiendo alimentos o tomando agua que lo contengan.
Puede afectar casi todos los organismos y sistemas vivos en su organismo, el más sensible es el sistema nervioso, especialmente en niños, también daña los riñones y al sistema reproductivo.
Los efectos son los mismos ya sea por respirar o ingerir plomo y es notorio que en la planta de Simec hay toneladas de escoria de plomo.
Hay indicios de daños a la salud en los pobladores de las colonias vecinas este tipo de plantas, causadas por las emisiones de la empresa y por el viento que arrastra el polvo acumulado en las enormes pilas de desechos que la empresa mantiene en la parte trasera de la fábrica.
Una investigación epidemiológica efectuada por Greenpeace en instalaciones similares a la de Simec, muestra que el riesgo que enfrentan los vecinos de la planta es de dos a cuatro veces mayor que el de la población en general, respecto a problemas de piel, de oído, irritación de ojos y vías urinarias, bronquitis, sensación de fatiga y dificultad para conciliar el sueño.
Los resultados del estudio establecen una relación directa entre el nivel de exposición a los tóxicos emitidos por la fábrica y el efecto causado en la salud.
Además, de no suprimirse la exposición de la población a estos contaminantes, habrá que considerar la posibilidad de que aparezcan en el futuro otros padecimientos crónicos, entre los cuales se menciona el cáncer y la ya cada vez más presente insuficiencia renal crónica.