Mario Pérez Reyes
Tal parece que el gobierno estadounidense de Donald Trump comienza una guerra comercial en la cual no abrá ganadores ni perdedores.
La historia nos ha enseñado que en las guerras todos perdemos al final y esto es lo que pasará con esta guerra comercial al imponer aranceles a las importaciones del acero el 25% y del aluminio el 10%.
Por su parte, México comienza a actuar en contra de los Estados Unidos con la llamada “medida espejo” que no es otra cosa que hacer lo mismo al imponer aranceles al país vecino en diferentes productos de importación.
Por otra parte, México se une con Canadá y la Unión Europea al acudir a la Organización Mundial de comercio (OMC) para impugnar los aranceles del 25% a las importaciones del acero y del 10% a las de aluminio, el cual busca impugnar esa medida drástica y autoritaria que hace el presidente de los Estados Unidos Donal Trump, y digo autoritaria ya que con México no se entiende por qué es así; según el Presidente de Estados Unidos, la mayor preocupación de él es el déficit comercial que tiene con cada país socio, y México tiene con un déficit con Estados Unidos tanto en acero como en aluminio; por esa parte no se entiende por qué la imposición.
Aún nos falta saber cómo responderá el agresivo Donal Trump ante la imposición de los aranceles a sus productos de importación hacia México. Es algo incierto pero lo cierto es que el Secretario de Economía Ildefonso Guajardo hace bien en imponer aranceles a las importaciones como: piernas, paletas, y otros tipos de carne de cerdo, manzanas, arándanos y papas que serán de un 20% así como tarifas de entre el 20 y 25% a quesos y whisky entre otros.
No hay duda de que la medida proteccionista que utiliza Estados Unidos es cerrarse a la globalización, a la apertura de los mercados, ya que está comprobado que abrirse a los mercados es la mejor opción para que haya un mayor crecimiento económico.
Yo digo no a las guerras comerciales, sí a la apertura delos mercados.