MADRID.- La jueza de una corte española que investiga presuntas irregularidades en la entrega de títulos de posgrado a diversos políticos detectó «indicios racionales de criminalidad» en la obtención de un máster de la Universidad Rey Juan Carlos por parte del presidente del Partido Popular (PP), Pablo Casado.
En una declaración judicial fechada este lunes, la magistrada trasladó el caso al Tribunal Supremo, que deberá decidir si continúa o no con una causa que no puede perseguir una corte ordinaria por el carácter de aforado de Casado, diputado del PP.
En sus argumentos, la jueza explicó que durante la investigación por presuntos delitos de prevaricación y cohecho impropio en relación a diversos títulos de posgrado, resultó «indiciariamente acreditado» que el director del máster lo utilizó «como regalo o prebenda» a determinados alumnos, que conseguían la titulación sin mérito académico alguno.
En este sentido, sostuvo que determinados alumnos con una posición relevante en el ámbito político, institucional o con vínculos de amistad, se podrían haber beneficiado de esta «prebenda».
En el marco de estas investigaciones, la jueza estima que «indiciariamente», Casado «pudo obtener el título siendo evaluado sin actividad académica alguna» por lo que solicita al Alto Tribunal que decida sobre la posible responsabilidad penal del líder político.
La investigación sobre títulos otorgados de forma presuntamente irregular en la Universidad Rey Juan Carlos también afectó a la dimitida expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes, también representante del PP y objeto de investigación en la causa.
Los sonados casos de corrupción que han sacudido en los últimos años al Partido Popular terminaron por sacarlo del Gobierno de España a finales de mayo, cuando el Congreso conformó una difícil mayoría para refrendar una moción de censura que también propició la salida del expresidente Mariano Rajoy como líder de su partido, sustituido por el propio Casado.
Sin fecha prevista para las nuevas elecciones generales, Casado enfrenta el difícil reto de dar la vuelta a unos sondeos que reflejan una fuerte caída en la intención de voto de su partido a favor de los socialistas, que parecen haber capitalizado sus poco más de dos meses en el Gobierno.