Eduardo Fernández
Ocioso es dedicarle unas líneas a Peña –como lo fue durante su sexenio–, lo actual, lo de hoy, lo que se lee, y la tendencia es escribir sobre Andrés Manuel.
Considero importantes las siguientes consideraciones de cara al ascenso de AMLO al poder.
- Convertirse en Venezuela es el menor de los problemas, me preocupa más seguir igual.
- No quiero consultas sobre juzgar a expresidentes, que haga lo que establece la ley.
- No quiero que perdone los actos de corrupción anteriores al 1 de diciembre, que se vaya al bote quien tenga que irse, ¡no a la amnistía política!
- Estoy en contra de perdonar a los deudores de la CFE, ¿por qué premiar a los incumplidos?
- Para quienes son afines a su proyecto y para los que no, no perdamos la objetividad, no dejemos de exigir, no dejemos de cuestionar, el no hacerlo impide la consolidación de una democracia real en nuestro país.
- A quienes lo defienden a capa y espada, no se les olvide que es humano, también se equivoca.
- A quienes critican con o sin razón, vayamos con calma, esto apenas comienza.
- Entendamos de una buena vez que las cosas que están mal, difícilmente cambiarán de la noche a la mañana, algunas incluso durante su sexenio. No es que no queramos, sino que el Sistema Político es un monstruo que, en ocasiones, no permite cambios.
Ojalá Andrés Manuel y su gabinete, comprendan que, ahora les toca a ellos ser gobierno, que ahora ellos serán juzgados por su desempeño, y que muchos, depositaron en ellos no sólo su futuro, sino el de sus familias, y que la opinión pública estará atenta a cada uno de sus movimientos.
Los discursos –de todos– nos dividieron antes, durante, y después de la campaña, estos tiempos son distintos, de incertidumbre para unos, de esperanza para otros. Ojalá comprendamos que la unidad es lo único que puede rescatar a nuestro país, las mujeres y hombres de México, son quienes lo harán, no le dejemos esa responsabilidad a los políticos porque ya vimos lo que sucede cuando les delegamos tareas importantes.
Es muy pronto para determinar si la decisión que tomó la mayoría es equívoca, todavía hay un largo camino por recorrer.
Me gustaría ver un presidente digno de recordar, y no tener seis años más de un candidato. Todos debemos seguir muy de cerca las decisiones que toma la clase política en nuestro país, y no porque se trate de López Obrador y sus amigos, sino porque ya es tiempo de interesarnos verdaderamente en la vida pública de nuestro país.
Vayamos comprendiendo que cuando tengamos que disentir, tendremos que demostrarlo; cuando se tenga que aplaudir, tendremos que hacerlo, porque ya no importa quién es de derecha, de izquierda, autoritario, o libertario, al final, todos estamos en el mismo barco, y es responsabilidad de los ciudadanos mantenerlo a flote y navegar por nuevos y mejores horizontes.
El mayor error, sería dejarlo solo –porque México somos todos–, no cuestionarle –lo que esté mal–, no exigirle –lo que merecemos–, y por supuesto, no apoyarle –cuando esté en lo correcto–.