CDMX/01 /07/2019
Javier Guerrero, antropólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), no cree que Andrés Manuel López Obrador vaya a pasar a la historia como el mejor Presidente del siglo XXI.
Su referencia histórica, como dice la derecha, es (Luis) Echeverría, que también buscaba un equilibrio de clases, aunque al final de cuentas terminó siendo un valet, un mayordomo de las clases poderosas. Aparentaba ser un hombre progresista, pero realmente no lo era.
En lo personal, Andrés me parece una persona sincera, con ideología progresista, pero no busca un cambio estructural. No es un radical ni mucho menos (…) Me parece un hombre honesto, austero, que busca el bienestar del pueblo, pero no está haciendo una revolución”, indica.
Si el gobierno de Andrés sale bien, si sale boyante, es mejor para todos los mexicanos, hay que desearle suerte. Pero es un poco difícil que realmente eso se realice”.
El investigador del INAH explica que López Obrador lo que hizo fue “generar un equilibrio de clases. Es lo que llaman un Estado bonapartista, porque cuando él llegó al poder encontró un país en ruinas, por el saqueo, los fraudes, el peculado de los gobiernos anteriores. Dejaron al país desplumado.
Entonces el 1 de julio, cuando él ganó fue por un hartazgo generalizado de la población. Un hartazgo que no se expresaba de forma organizada, vía partidos, vía movimientos, sino la suma de hartazgos individuales.
La gente estaba harta, fastidiada del neoliberalismo: de la miseria, la pobreza, la delincuencia organizada; es evidente la crisis social y económica, y eso la gente lo siente en las entrañas.