Viernes que te quiero viernes… de las posadas ausentes

Viernes que te quiero viernes… de las posadas ausentes

Pedro Morales

Tlaxcala -como en todo México- celebra sus costumbres y tradiciones, siempre ha sido fiel a heredar a las generaciones venideras las celebraciones más importantes que unen a las familias y como en las fiestas de fin de año, son momentos esperados durante todo el año para disfrutar y convivir.

Nadie puede negar que siempre añora los tiempos idos. De esas noches del 24, de las prisas para lucir las meses, desde sofisticadas preparaciones y platillos, hasta el sencillo pollo rostizado, con su pan y refrescos.

Siempre hay una noche del 24 con su acostadita del niño Dios, esas bengalas chispeantes, los foquitos de colores, el árbol, las esferas, la alegría, la nostalgia por lo que ya se fueron,

Eso y más son las celebraciones de fin de año en Tlaxcala, en cada familia es diferente, pero siempre las y los jefes de familia procuran realizar un esfuerzo para dar a los suyos un poco de felicidad, de esa que no cuesta y que es la unión familiar en el calor del hogar.

Sin duda a partir de este infausto 2020, la pandemia nos esta castigando como nunca antes, veíamos la pandemia allá muy lejos en China, parecía que las palabras contagios Covid-19, intubamiento, emergencia, muerte, dolor estaban muy lejos.

Pero inexorablemente llegó a nuestra tierra el jinete del Apocalipsis montando al caballo de la muerte y desolación, llego el brote, casi se aleja alcanzamos ese semáforo amarillo, pero vino el rebrote con más furia y nos encajono a las familias en la desesperación del confinamiento.

Nadie de nosotros imaginaba, por muy locas las proyecciones, que en este 2020 las posadas serían en grupos cerrados, las reuniones, los saludos y los abrazos a la ausente distancia y si bien nos va serán por redes sociales.

Cada año se preparaba la cena de navidad al estilo tlaxcalteca, con esos romeritos tan deliciosos con su respectivo mole y carne de pollo deshebrada, manjar de los dioses, que hacían combinación con ese pescado seco capeado, con sus aceitunas y alcaparras.

Las mayoras se esmeraban en la cocina para complementar la cena, con sidra rosada,  casi roja traída de Huejotzingo, olores deliciosos emanaban de la cocina, muestra de que todo era actividad para esperar la llegada del niño Dios.

En un rincón el anafre encendido dejaba escuchar el hervir de los ayocotes, esos frijoles enormes y deliciosos, en esta ocasión con su cebolla y orégano, que una vez refritos se deben de acompañar con chipotles mecos rellenos de queso y capeados.

Agua de Jamaica fresca, roja roja y todo en la mesa hacía desear cada año iniciar la reunión familiar, la fiesta en el seno familiar, cuando todo era alegría y felicidad, pero la cena no era todo, había muchas más sorpresas para la chiquillada.

Desde días antes se preparaban esas bolsitas de celofán con adornitos navideños de campanitas y arbolitos impresos en rojo que se llenaban de colación, la colación esa que se vende a granel

Trae la colación esos dulces grandes y rosados con su cacahuate o pedacito de cáscara de naranja adentro, los cacahuates infaltables, esas galletas de animalitos para llenar los aguinaldos que debería de repartir la madrina de la acostadita.

Al mismo tiempo se coloca el árbol de navidad, natural cien por ciento, el pino perfuma el interior de la casa y ese olor especial que sale de las esferas, rojas, plateadas o doradas, el dilema.

Modernas luces que cual luciérnagas o estrellas adornan el arbolito por las noches y esos reflejos en las esferas que por las noches hacen soñar a la chiquillada en la inminente e inevitable llegada de los reyes.

Una vez instalado el arbolito en un lugar estratégico, para que se vea desde afuera y sea la envidia y admiración del vecindario, se procede a la colocación del Es hora de colocar al nacimiento con su casita de madera, paxtle y musgo,  donde  a veces los animales son más grandes que las gentes, pero no hay fijón, lo principal es donde hacer la “acostadita”.

EL ORIGEN

A partir de 1587 en el Estado de México, el Fray Diego de San Soria, del convento de San Agustín, solicitó ante el papa Sixto V, poder realizarse las posadas en honor al hecho religioso, por lo que poco a poco los mexicanos ya colonizados, lo fueron aceptando hasta convertirlo en una tradición.

Se realizan durante nueve días, inician el 16 de diciembre y culminan el 24 de diciembre, el día de la Navidad.

Es una tradición católica, así que las personas realizan rezos y cantos durante esos días, los asistentes, niños, niñas, jóvenes, adultos y de la tercera edad, se reúnen para hacer la peregrinación, en donde se reparten velitas y lucecitas para ser encendidas, caminan o “peregrinan” siguiendo un “misterio”, así es como llaman a unas figuras que representan a José, María, el ángel y un burrito que son cargadas por otras personas; entonces la peregrinación comienza con una caminata de casa en casa, seguida de cantos.

“Ya se va María muy desconsolada, porque en esta casa no le dan posada, porque en esta casa no le dan posada”, parte del fragmento del canto.

Así sucesivamente van “peregrinando” por las casas, hasta que finalmente una persona les abre la puerta y los recibe, por lo que de inmediato los niños y demás personas saltan de alegría y cantan por ser recibidos, en ese momento la mayoría enciende las lucecitas como símbolo de alegría.

“Entren Santos Peregrinos, Peregrinos, reciban este rincón, aunque es pobre la morada, la morada, se las doy de corazón. Cantemos con alegría, alegría, Todos al considerar, que Jesús, José y María … y María nos vienen a visitar”; canción que entonan todos los asistentes muy motivados.

Después de que hayan recibido al “misterio”, las personas reciben el aguinaldo como obsequios o “bolsitas”, que tienen dulces, golosinas, cacahuates, mandarinas, cañas, entre otras golosinas.

PERO REALMENTE, ¿SABES CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE LAS POSADAS NAVIDEÑAS?

En México, cuando hablamos de posadas hacemos referencia al ponche calientito, a las canastas de dulces, las luces y las piñatas, pero si investigamos descubriremos que tienen un origen religioso.

La historia nos cuenta que las posadas llegaron con la conquista española, cambiando así la tradición de los aztecas, quienes celebraban durante el mes del Panquetzaliztli (diciembre) la llegada de su Dios Huitzilopochtli. Esta celebración comenzaba el 6 de diciembre con una duración de 20 días y consistía en colocar banderas en los árboles frutales y estandartes en el templo principal.

Pero con la llegada de los españoles es que se establecen los festejos llamados “misas de aguinaldo”, llevados a cabo del 16 al 24 de diciembre.

Dichas misas eran realizadas al aire libre, en donde se leían pasajes y se realizaban representaciones alusivas a la Navidad, lo que hoy conocemos como Pastorelas.

Además, se daban pequeños regalos a los asistentes conocidos como “aguinaldos”.

Después de la independencia de México, esa costumbre de acudir a las celebraciones de las “misas de aguinaldo” desapareció casi en su totalidad.

Fueron los fieles seguidores quienes la rescataron y la llevaron a cabo en sus propias casas, naciendo así la tradición de las “Posadas”.

La forma de celebrar las posadas ha ido cambiando con el tiempo y se le han agregado elementos propios de cada región.

Pero siempre han sido caracterizadas por el color, los cantos y la comida tradicional. Los niños, jóvenes y adultos se unen para “pedir posada” y festejar que alguien les abrió las puertas y les brindó alojamiento.

Antojitos, buñuelos, ponche, velas, aguinaldos (dulces o frutas) y romper las piñatas son algunos de los elementos más representativos de las posadas. Pero lo más importante es celebrar la unión de las familias y amigos.

Por eso hablamos de las posadas ausentes, esas que nos quitó la pandemia, pero al menos en Tlaxcala como seguramente en el resto del país, tenemos fe y confianza en que esta pandemia se acabe para poder volver a nuestra vida de antes.

¿A poco no extrañas estas fiestas de amigos y familia?

¿Te tocó romper una piñata y nunca te dolieron los palos, chipotes o raspones?

¿Recuerdas como espiabas por el pañuelo, eras bueno o buena para tapar la fruta que caía de la piñata?

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