Por algo pasan las cosas

Por algo pasan las cosas

 

Despacio en curva

 

✍️Alberto Aguilar.

 

La autoridad que nos da hacer afirmaciones grandiosas, sin el menor riesgo, nos descolocan de la supremacía de nuestro ego.

En el afán de encontrar los hoyos negros en el universo dialéctico, pasamos de las discusiones de borracho —sin fondo, engreídas, vedette, anecdoteras, inverosímiles, de escupitajo y cuotas por el derecho de piso (de la verdad) —, a las muy doctas —datos duros, barajeo de noticias recientes, hipótesis que presumen de teorías sólidas, citas citables…

La sensación de la nada es la muerte. Por ello, la invasión del silencio es para muchos francamente insoportable. Hay que llenarlo de palabras, de albures; a descifrar el gran misterio del por qué hoy hace más calor que ayer y que el año pasado.

Al tiempo, lo categórico que sale de nuestra cariada boca presume estuche fino, empero, dentro hay nada.

El dictamen colectivo aquel de “por algo pasan las cosas” avisa un inicial esfuerzo por indagar, discernir, examinar cuáles fueron las causas que desembocaron en una situación tal. Intenta ser interpretativa. Sin embargo, esta pretensión de lejana lejanía se achica y culmina con un carpetazo verbal.

Para repartir responsabilidad exegética, a quién entonces se le deja la tarea de explicar qué sucedió…: a Dios. De ahí el “Dios sabe por qué hace las cosas”. Es decir, yo hago mi esfuerzo explicativo pero como sólo soy un triste terrenal que vive alucinado, pues entonces que sea Él, que todo lo puede, que todo lo sabe, quien resuelva el enredo y profundo misterio.

“Por algo pasan las cosas” es una expresión cargada de ambigüedad. “Algo”, se sabe, es un pronombre indefinido. Es indeterminado. Es ideal para eludir la claridad. Si sólo digo: “Hay algo que no me gusta de ti”, es el pronombre que hace que mi afirmación o se bañe de misterio o cree confusión y angustia. Queda a la vasta interpretación del interlocutor.

“Por algo pasan las cosas”, es decir, todo lo sucedido cabe en esta expresión. Todo. Porque “cosa” puede referir a lo que tiene entidad —corporal o espiritual, natural o artificial, concreta, abstracta o virtual—. Además, puede ser objeto, ser vivo, pensamiento, sensación, emoción, acción, suceso…

En todo caso, la repetida expresión “por algo pasan las cosas” es inicialmente querer inquirir y llegar a la cima de las respuestas, pero también es falsa o de flojera cuando esa expresión es el inicio y fin de lo que no me interesa averiguar.

“Por algo pasan las cosas” es una suerte de resignación de lo que no nos alcanza a comprender, de lo que definitivamente no está en nuestras manos. Es una franca confesión: El mundo es como es, y no puedo explicártelo. En este momento Gabriela Alejandra Guzmán Pinal me corrige desde Spotify Premium: “El mundo es como es / y no puedo cambiártelo / pero siempre te seguiré / para darte una mano”. Lo dicho: Por algo pasan las cosas.

 

 

 

 

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