Descubren el cuásar más brillante y antiguo del universo, con un agujero negro que devora un Sol al día
Internacional. A 25 de febrero de 2024. Redacción
Un grupo de astrónomos ha hallado el objeto más luminoso y lejano que se conoce en el cosmos: un cuásar que alberga un agujero negro supermasivo que crece a un ritmo asombroso.
El cuásar, bautizado como J0313-1806, se encuentra a unos 13.000 millones de años luz de nuestro planeta, lo que significa que su luz se originó cuando el universo tenía solo 670 millones de años, menos del 5% de su edad actual. Se trata del cuásar más distante y antiguo conocido hasta la fecha, según un artículo publicado este lunes en la revista Nature Astronomy.
Un cuásar es un objeto celeste que emite enormes cantidades de energía en forma de luz visible y radiofrecuencias, debido a la actividad de un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia. Estos agujeros negros se alimentan de la materia que los rodea, generando un disco de acreción que brilla intensamente.
Lo que hace aún más especial a este cuásar es que alberga el agujero negro de más rápido crecimiento descubierto hasta la fecha, con una masa de 17000 millones de veces la del Sol y que consume el equivalente a un Sol por día. Esta voracidad hace que el cuásar brille con una luminosidad de 10.000 billones de veces la del Sol, lo que lo convierte en el objeto más luminoso del universo conocido.
“Este es el cuásar más asombroso que he visto en mi vida”, afirma Christian Wolf, astrónomo de la Universidad Nacional de Australia y coautor del estudio. “Es tan brillante que eclipsa a toda la galaxia que lo rodea. Es casi como una estrella en el cielo nocturno, pero está a 13.000 millones de años luz de nosotros”.
El descubrimiento de este cuásar supone un desafío para los modelos actuales de formación de agujeros negros en el universo temprano, ya que se desconoce cómo pudo alcanzar una masa tan enorme en tan poco tiempo. Los investigadores creen que el agujero negro se formó a partir de una semilla inicial de unos 10.000 soles, que se colapsó directamente en un agujero negro sin pasar por la fase de estrella.
“Este cuásar es una reliquia del universo primitivo, que nos ayuda a comprender cómo se formaron los primeros agujeros negros y cómo influyeron en la evolución de las galaxias”, explica Feige Wang, astrónomo de la Universidad de Arizona y autor principal del estudio. “Es una ventana única a la historia del cosmos”.