#Crónica || San José sé sé

#Crónica || San José sé sé

SEGUNDA DE DOS PARTES

¡Ay ojón!

Alberto Aguilar.

Tlaxcala amanece con fecha 18 de marzo de 2024; esto es, un día antes de la festividad del Santo Patrono San José en esa su parroquia a un costado de Palacio de Gobierno.

En un restaurante céntrico, tres mujeres respetabilísimas, en edad y fe inmejorables, acompañan prudentes a su párroco de la iglesia de San José. El sacerdote deja notar incipiente joroba, cabello engomado, camiseta azul marino de manga corta, nariz aguileña; bajo los pómulos, la piel con hoyos e imperfecciones cacarizas. Es el padre Marco Antonio Padilla Aguilar. Hace ademán de pausa dialógica. Extiende las manos sobre sus sienes y, frenético, se frota el rostro como quien se prepara para comenzar la redacción verbal de una bula papal.

No es para menos y sí anhela ir para más; los pendientes logísticos están sobre sus hombros. Es verdad que la feligresía es su contrafuerte, lo mismo que el padre vicario y el Consejo Parroquial y el futuro Patronato. Mas no basta, hay que revisar todo punto a punto: las banderas y el nicho y la camioneta y los músicos; los seminaristas y las flores y los permisos y las invitaciones; el repicar de las campanas, los cohetes y cohetones; la pirotecnia de las relaciones sociales, políticas y empresariales; la prensa, la seguridad del templo, el acomodo de sillas; la pantalla de ledes de cuatro por tres metros, los ornamentos litúrgicos, las palabras de gratitud al pueblo y a su obispo.

Lo que el párroco olvidó fue lo que el emperador Justiniano dijo en su Código de Leyes, que el no caer en algún yerro era más propio de lo divino que de lo humano.

 

El pueblo tlaxcalteca vivió intensamente la peregrinación, de la Basílica de Ocotlán a la parroquia de San José un día antes de su festividad, y fue, en vibración de almas, lo más divino que han podido sentir en muchos años.

 

El descenso hacia el centro histórico, a pie, con cantos incesantes y aroma a incienso, con música celeste a los cuatro vientos, con santos y vírgenes, con la confirmación de que las familias son y están unidas, le dio a la ciudad una tarde de fe reavivada.

 

San José, Cabeza y Superior de María y su Hijo, convocó a los feligreses no importando brechas generacionales ni ideologías antiguas o recientes; ya era hora de que el esposo nobilísimo de María tuviera su peregrinación a como debe ser y dejara de estar enclaustrado, en calidad de oculto.

 

Madres religiosas y seminaristas y presbíteros impostaban su canto. Muchos creyentes optaron por acudir con ropa en color blanco y negro en señal de formal presentación. Otros más iban con atuendo ligero para soportar el calor de marzo y la caminata pausada. Los maridos peregrinos, semejantes a San José que hizo las veces de padre con el Verbo humanizado, reposaban su antebrazo sobre el hombro de su esposa amada, y, a mitad de la cintura de ambos, caminaban sus hijos agarrados de la mano de sus progenitores: hermosa descendencia naciente, recipiente de una promesa de amor familiar que aspira a ser también Sagrada Familia.

 

Peregrinación luminosa en el corazón de los corazones, ofrenda de franco amor hacia el santo Patrono San José, el que sustentó con el trabajo de sus manos; el que nació libre de concupiscencia; el tutor y custodio de ese niño divino, ejemplo de pureza; el Patrono de la Iglesia Universal y de nuestras familias.

 

Sentados y en pie, entrando o saliendo, la multitud ocupó cada espacio del atrio y de la parroquia de San José con hondo sentir religioso.

 

El arribo del santo Patrono San José fue una verdadera epifanía a los ojos de todos. Fue como si, de repente, los candiles y candelabros del templo agrandaran su luz con una expansión tal calificada de omnímoda, ilímite, cegadora, de asombro de amor por la suma de feligreses con devota devoción. Nunca más el pesado silencio del olvido en el templo. Nunca más el descuido en su construcción, herrería, pinturas y retablos. Nunca más la ingratitud y la fe advenediza ni convenenciera.

 

Con alma reposada, el 19 de marzo de 2024 el pueblo participó de la misa solemne, con coro y mariachi, por la festividad del santo Patrono San José. Y ahora sí, con más calma, a comer el arroz y el mole y las tortillas y hacer sorbos al refresco. A compartir las anécdotas de la peregrinación del día anterior y repartir risas medidas entre los organizadores. A saludar al señor obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino y a los recién ordenados sacerdotes de nuestra Diócesis. Acudir al libro memorioso para mostrar, con el recurso de la oralidad, quiénes de los presentes fueron acólitos de ese templo, quiénes ya se nos adelantaron y cuántos ya cambiaron de mujer o de religión.

 

Mi niñez toda tuvo por refugio la parroquia de San José, y, más en mis aflicciones, la Capilla Expiatoria. Imposible olvidar ese trabajo de herrería artística y sus donantes. Cito de memoria: Portada donada por los señores Desiderio Méndez, Eliseo Menéndez y Felipe Rodríguez. Párroco, Don Ricardo Rodríguez T. Diecinueve de marzo de mil novecientos cincuenta y ocho. Tlaxcala, Tlax.

 

La vara fúlgida que porta en su mano el Patrono San José, en alto pedestal, se adivina igual de luminosa que aquella que refulgió ulterior a que la paloma posara en ella. Sin duda, fue el Espíritu Santo el que se manifestó. Qué importa ya clarificar si José fue carpintero o herrero o artesano. Si trabajó con el cincel o sólo el oro y la plata. Si fue más custodio que marido. Si fue octogenario o tuvo edad varonil al desposar a María. Si fue de noble linaje o menos barbado. Importa ahora el no descuido del templo, atender a los pendientes que sí los hay y son visibles en esos nichos vacíos, retablos horadados y pinturas mochas en espera del digno trabajo final.

 

En Belén tuvo origen la Sagrada Familia. En Tlaxcala, la parroquia de San José se vuelve a instalar en el frontispicio del firmamento para mayor gloria de la fe católica y de las familias y las almas nuestras.

 

Los azulejos del templo han adquirido un brillo tal que en las recientes noches obscuras se puede ver cómo renuevan esperanza y paz.

 

 

 

 

 

 

 

Pincel de luz, usa cookies estrictamente necesarias, así como otras tecnologías similares, para poner en funcionamiento este sitio web y brindarle una mejor experiencia de usuario. Aceptar Leer más