Revelador estudio de ADN cambia perspectiva sobre sacrificios mayas en Chichén Itzá
18 de junio de 2024 ✒️ Dafne Ortiz
Un reciente estudio genético de restos humanos hallados en la ciudad maya de Chichén Itzá ha puesto en duda las creencias arraigadas sobre la identidad de las víctimas de sacrificios rituales, desafiando las suposiciones de los últimos sesenta años sobre su edad y género.
En 1967, arqueólogos descubrieron un depósito de huesos humanos en una cisterna subterránea, o chultún, conectada a una cueva cercana al Cenote Sagrado, un sumidero en la península de Yucatán, conocido por contener los restos de numerosas víctimas de sacrificios. Inicialmente, los investigadores supusieron que estos restos correspondían principalmente a mujeres jóvenes y niños, basándose en la creencia de que los mayas preferían víctimas femeninas para sus rituales.
Sin embargo, un nuevo estudio de ADN ha revelado una realidad completamente diferente. Según la investigación del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, los 64 conjuntos de restos humanos muestreados en la cueva pertenecen exclusivamente a varones, muchos de ellos hermanos y primos de entre tres y seis años de edad, y un número significativo de gemelos idénticos.
«No esperábamos que fuera así», comentó Rodrigo Barquera, arqueogenetista del Instituto Max Planck. Barquera explicó que, aunque estudios antropológicos anteriores ya habían indicado que las víctimas eran en su mayoría bebés y niños pequeños, esta es la primera vez que se analiza su ADN, lo cual ha proporcionado una visión más detallada sobre sus relaciones familiares y su género.
El análisis genético reveló que al menos una cuarta parte de las víctimas eran hermanos o primos de otro niño enterrado en la misma cueva. Además, se encontraron dos parejas de gemelos idénticos entre los restos. Estos hallazgos no solo desafían la suposición de que las víctimas eran principalmente mujeres, sino que también subrayan la complejidad y el alcance de los sacrificios rituales en la antigua civilización maya.
Este estudio no solo reconfigura nuestra comprensión sobre quiénes eran las víctimas de estos sacrificios, sino que también plantea nuevas preguntas sobre las prácticas y creencias religiosas de los mayas. La comunidad arqueológica deberá ahora reconsiderar las interpretaciones anteriores y seguir investigando para entender mejor los motivos y criterios detrás de estos rituales.
La investigación sigue abierta, y los científicos esperan que futuros estudios de ADN y otras técnicas avanzadas continúen revelando los secretos de esta fascinante civilización.
Fuente: national geographic