Silbatos aztecas el sonido del inframundo que conecta con lo divino
A 18 Diciembre 2024. Lizeth Cuahutle
En 1999, el arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo desenterró en Tlatelolco los restos de un joven azteca decapitado que sostenía dos silbatos decorados con figuras relacionadas con la muerte. Estos instrumentos, conocidos como los “silbatos aztecas de la muerte”, han intrigado a expertos por su diseño y función en rituales prehispánicos.
Un estudio reciente, publicado en Communications Psychology, analizó réplicas de estos silbatos, revelando que su sonido, similar a un chillido, activa respuestas cerebrales de miedo y alarma. Según Sascha Frühholz, neurocientífico de la Universidad de Zúrich, los silbatos evocan conexiones místicas, posiblemente relacionadas con el inframundo azteca y el dios del viento, Ehecatl.
Confeccionados entre 1250 y 1521, estos silbatos de arcilla, de 3 a 5 cm, presentan un diseño acústico único que habría sido perfeccionado por artesanos aztecas. Los hallazgos sugieren que su sonido podía acompañar rituales de sacrificio, preparando a las víctimas para su descenso al Mictlán, el inframundo, donde se creía que el quinto nivel estaba marcado por vientos letales.
Aunque algunos especialistas, como Arnd Adje Both, advierten que no existe evidencia directa de su uso en guerras o para aterrorizar enemigos, estos instrumentos destacan como una herramienta cultural y ritual única. Los silbatos de la muerte son un recordatorio del ingenio técnico y la profunda cosmovisión de los antiguos aztecas, que exploraban el sonido como un puente entre el mundo terrenal y lo divino.