Fascinan avistamientos de OVNIS en Atlixco, Puebla

CDMX.- 31 de mayo de 2017

Destacándose la zona de La Casita Blanca, una casona que tenía en su interior un mecanismo para bombear el agua proveniente del deshielo de la nieve del volcán Popocatépetl. Según los lugareños, cada fin de semana cientos de personas llegaban a este sitio para mirar cómo pasaba el “Ovni boludo”.

En la década de los 90 —desde el día jueves hasta el domingo— se juntaban hasta mil personas con la intensión de ver al Ovni que salía entre las 19:00 a 19:15 horas de la parte superior de don Goyo y se dirigía hacia La Casita Blanca.

“Era un objeto muy potente en su luz y ya cuando estaba cerca de nosotros se nos aventaba. El objeto se acercaba y todos los reunidos nos espantábamos. ¡Comenzaban a gritar!”, relató Aurelio Martínez.

Incluso habitantes del centro de Atlixco confirmaron que tanto la policía como el Ejército fueron al sitio para retirar a la gente.

A través de una columna periodística a finales de 1990 se dio a conocer el caso del contactado con extraterrestre, Paulino López López, una experiencia que impactó a los mexicanos en aquel momento.

Al cuestionarlo sobre su experiencia contó:

“Un día se me apareció un ser muy bello, de ojos azules, con cabello largo, piel muy pálida, que aparentaba unos 30 años. Él me ayudó muchísimo. Mis árboles no crecían y él me dio una fórmula de dos frasquitos llenos de un líquido que tenía que ponerle dos gotas al fertilizante. Hicimos un experimento con siete árboles que se me estaban secando.

Durante unos dos meses no vine al sitio donde estaban estos árboles y cuando regresé esto era impresionante. Estaban muy vivos y con grandes frutos. ¡Toda mi vida cambio!”.

Este ser se le apareció nuevamente 15 años más tarde y Paulino aseguró que “estaba igualito a como lo conocí, no había cambiado nada. Él decía que tenía un misión conmigo; que pusiera el sembradío de aguacates, de limones y de duraznos, así como un criadero de truchas”.

Hay que mencionar que Paulino puso el primer restaurante en Atlimeyaya y ayudó a que la comunidad pudiera, poco a poco, crecer y obtener los recursos económicos sin la necesidad de que los jóvenes se tuvieran que ir a otras ciudades a trabajar.

“En los noventas Atlimeyaya era un pueblo que no tenía absolutamente nada. A partir de esta experiencia cambio todo totalmente”, afirmó con un semblante firme.

 

Nuestro entrevistado dijo que hace seis meses encontró una “puerta dimensional” en su terreno.

“Nos dimos cuenta por la energía que se siente. En algunas tomas fotográficas que se han hecho la piedra se ve flotando. Hace unas semanas nos iluminó una luz tremenda y se desplazó a una velocidad muy fuerte. Por eso creemos que es una puerta dimensional”. ¿Esta piedra tiene un beneficio para la salud? “Sí, enfermos de todo tipo. Para acceder se hace una ceremonia especial”.

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