Pedro Morales
En escrito hecho llegar a la SEP-USET por parte de docentes de los turnos matutino y vespertino de la Secundaría Técnica número 2 “Camaxtli” de la colonia Loma Verde de Apizaco, pusieron al descubierto una serie de abusos y anomalías por parte del director del plantel, el subdirector y la contralora.
En investigación periodística, de entrada se quejan por la supuesta imposición de docentes al frente de grupo, sin que mediara valoración o concurso de oposición, ya que en aparente complicidad con autoridades centrales se ha traficado con plazas en el sistema de secundarias técnicas.
Indicaron que por ejemplo una plaza a la que llaman de paquete mini-básico, consistente en 12 horas a la semana, se cotiza en 250 mil pesos. Lo atractivo para el maestro o maestra-cliente que disponga de esa cifra, no se somete a evaluación alguna.
Otras plazas a la venta pueden valer millones. “Son las de directores que constan de 42 horas a la semana. Quien las pague, resolvió sus problemas económicos, porque alguien con este nivel tiene acceso a negocios colaterales, como la venta de uniformes, de los conocidos pants y chamarras deportivas, de la botana en la cooperativa y hasta de las papas con salsa valentina”.
Hicieron notar que según comentarios, se presume el director es propietario de dos estanquillos, uno se dedica a la venta de tacos de canasta y los llamados “dorilocos” que son una mezcla de comida chatarra y de chicharrones de harina preparados.
En el otro estanquillo se les vende a los más de mil 400 alumnos, papas a la francesa, salchichas fritas, empanadas y plátanos fritos, ya que se dice que cuenta con hectáreas productoras de papa y que por eso puso estos negocios en el plantel.
Indicaron que con esta actitud, el director fomenta y propicia la venta de comida “chatarra” y se pasa por el arco del triunfo lo publicado el 23 de agosto de 2010, en el Diario Oficial de la Federación que publicó lineamientos con el objetivo de reducir el consumo de productos de alto contenido calórico dentro de los planteles de educación básica, debido a los elevados niveles de sobrepeso y obesidad entre infantes.
A los docentes se sumaron con temor padres de familia y vendedores del “tianguis de comida chatarra” instalado por el director de la Escuela Secundaria Técnica 2 “Camaxtli”, Joel Cano Carro.
Padres de familia indicaron que ahora mismo el director y el subdirector Mauro Paul Nava y la contralora María Crescenciana Tecocoatzin Cruz les exigen la entrega de cien pesos por concepto de pago de talleres y 65 de mantenimiento de los salones a cambio de liberar la documentación.
Sostuvieron que esto se puede constatar en el plantel que es el lugar en donde exigen la entrega del dinero, sin recibo alguno. También les exigen a los alrededor de 300 alumnos que egresan el pago de 350 por gastos de graduación.
Además de otros 120 pesos para tomarse y obtener la foto del recuerdo, mientras que a los de nuevo ingreso deben cubrir 60 pesos, 120 a los de tercero para el desayuno y el director planea un nuevo uniforme escolar con un proveedor del director, con diseño exclusivo, para evitar que este sea clonado.
EL “MI REY” DE LAS INTENDENTES
Otra inconformidad de maestros y padres de familia es el asunto del personal de apoyo que manejan directamente el subdirector Mauro Paul Nava y la contralora María Crescenciana Tecuacontzi Cruz.
Resulta que el plantel cuenta supuestamente con seis intendentes que deben encargarse del aseo del plantel y de la vigilancia diurna y nocturna, son cuatro integrados a la plantilla laboral y dos más que son pagados con las cuotas de los padres de familia a razón de 700 pesos semanales cada uno.
Sin embargo, dos mujeres intendentes han sido habilitadas como secretarias particulares del director del plantel Joel Cano Carro, a quien les ha delegado el manejo de documentación delicada de la escuela, sin que reúnan el perfil.
Advirtieron que lo grave de esta situación es que no hay el personal suficiente para cubrir las guardias, pero al subdirector Mauro Paul Nava a quien acusan de abusivo y prepotente, se le ocurrió que con los vendedores se podrían suplir las ausencias del personal.
De esta forma en días feriados como a fin de año, el día del maestro o como en el caso más reciente del “Día de la Madre”, el subdirector elaboró una lista de los vendedores de los estanquillos, para obligarlos a cuidar la escuela en sus fiestas y francachelas.
Los quejosos indicaron que es inaceptable dejar la responsabilidad de cuidar por las noches todo el plantel y las áreas donde se puede registrar un robo, porque hay equipo valioso en las aulas.
Insistieron que es una muy grave irresponsabilidad poner a gente ajena a la administración a responder por la seguridad de la escuela, sin tomar en cuenta el grave riesgo que esto representa.
Indicaron que les consta que las personas obligadas a velar en la escuela son forzadas a realizar dichas guardias, o bien, a enviar a un representante, ya que de lo contrario los amenazan con suspenderlos y correrlos de la escuela.
Indicaron que el subdirector no toma en cuenta que en caso de un asalto, de los que son frecuentes en Tlaxcala, las personas pueden resultar afectadas en su integridad física y que ante esta exigencia se sienten desamparados porque sus vidas están en muy grave peligro.
Incluso en el último día de clases, hizo valer sus amenazas ya que todos los vendedores fueron invitados a sacar sus cosas de los estanquillos y su regreso va a depender de que no protesten cuando el “profesor Paul” les ordene cuidar la escuela o cuando no se sometan a sus caprichos.
NO HAY CUENTAS CLARAS
Desde la creación de la escuela “Camaxtli”, una de las necesidades ha sido la de proveer de algún alimento a los alumnos, durante años existió orden y colaboración por parte de los propietarios de los estanquillos, pero fue hasta la llegada del director Joel Cano Carro que la escuela se volvió un “tianguis de comida chatarra”.
Los vendedores son coordinados por la contralora María Crescenciana Tecuacontzi Cruz, quien se encarga de cobrar las cuotas diarias de los vendedores que significan alrededor de mil 200 pesos cada día.
Esto significa que cada ciclo escolar la escuela recibe entre 312 y 320 mil pesos, cantidad que supuestamente se destina para gastos de los talleres y no hay explicación alguna que ahora en este 2017 se les cobre a los alumnos 100 pesos por concepto de taller a cambio de liberarles sus documentos.
Cabe destacar que a cambio y el beneficio que reciben los alumnos por parte de la contralora es la entrega de 17 pesos por niño, que se supone son los excedentes de las cuotas de los vendedores.
Hasta el ciclo que acaba de concluir, realizaban su venta dos estanquillos que se dice son propiedad del director Joel Cano Carro, uno de ellos dedicado a la venta de dorilocos, tacos de canasta, chicharrones preparados y el otro a papas fritas, salchichas y plátanos fritos.
En total son ocho los vendedores entre los que figuran, además de los estanquillos del director otro dedicado a la venta de cacahuates japoneses y más frituras, uno más y el único dedicado a la venta de fruta.
Se suman otro de helados y paletas, otro de aguas frescas y endulzadas, uno más de tacos de guisado, hay venta de manzanas caramelizadas con azúcar o chamoy, una cooperativa que también vende refrescos, dulces de todo tipo, comida corrida y más frituras y una papelería.
En todos los casos se hace el pago sin recibo alguno, algunos de los vendedores firman contrato cada seis meses, pero hay movimientos extraños donde varios de ellos son incluidos en la cooperativa y no figuran en un momento dado en los libros de contabilidad.
Tampoco aparecen los vendedores empleados por el director en los que supuestamente son sus estanquillos, de tal forma que tanto maestros, padres de familia y los propios vendedores pidieron una compulsa y una auditoría externa, para descartar posible desviación de los recursos.
No obstante la participación económica diaria de los vendedores, estos son obligados a “cooperar voluntariamente”, para la entrega de regalos a los maestros cada fin de año y para el día del maestro.
También los obligan a llevar alimentos en los eventos de los maestros como los encuentros deportivos magisteriales o en caso de reuniones extraordinarias, cada vendedor es obligado a colaborar con la dirección.
Pero también en las grandes fiestas, como fue el caso del “Día de la Madre” que les pidieron salsa, tortillas y platos, vasos y cubiertos desechables para mil 500 gentes, entre otras cooperaciones que responden a ocurrencias.
Ante el cúmulo de irregularidades, maestros, alumnos y vendedores pidieron la intervención del secretario de Educación, Manuel Camacho Higareda para que ponga fin a las mafias en las escuelas.
Advirtieron que estas actitudes son el muro que impide cumplir los lineamientos del Plan Estatal de Desarrollo 2017/2017 que dicen que “en Tlaxcala aspiramos a ser una sociedad incluyente, en la que todos tengamos oportunidades para prosperar y contar con condiciones mínimas de bienestar. Una economía que crece sirve de poco a la sociedad, si no contribuye a que la mayoría de la población alcance una situación básica de bienestar y pueda aspirar a mejores condiciones de vida…()”.