Por: Luis Jesus Morales
El 30 de octubre de 1938, comenzó la transmisión que todavía hoy, casi un siglo después, se considera uno de los momentos más emblemáticos de la historia de la radio: «Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de última hora procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago reporta que se ha observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez… Continuaremos informando».
Aquella noche, un joven Orson Welles, destinado a convertirse en un famoso actor, director, guionista y productor de cine, narraba que un astrónomo había avistado una llamarada azul que salía de Marte. Welles adaptó el guion de «La Guerra de los Mundos», la obra más conocida del escritor británico H. G. Wells, al formato radiofónico y la transmitió en su programa «On the Air» de la CBS junto a su compañía Mercury Theatre.
Esta dramatización tan realista hizo que algunos oyentes rezagados pensaran que se trataba de una invasión alienígena real. Para aumentar la credibilidad de la noticia, Welles intercaló fragmentos de una supuesta emisión de una orquesta desde el Hotel Meridian Plaza de Nueva York, que se interrumpía a medida que avanzaba la supuesta invasión extraterrestre. El pánico se fue apoderando de la audiencia a medida que la narración se desarrollaba.
Se estima que alrededor de doce millones de personas escucharon la transmisión y muchas de ellas cayeron presas del pánico, abandonando sus hogares y colapsando carreteras, estaciones de policía y estaciones de tren. A pesar de los cuatro avisos emitidos durante la transmisión para informar a los oyentes de que se trataba de una ficción, la histeria colectiva continuó.
Los periódicos del 31 de octubre llevaron la historia a primera plana: «Falso boletín de guerra difunde el terror por todo el país», «Obra radiofónica aterroriza a la nación» y «Oyentes de radio entran en pánico, confunden un drama bélico como una crónica real». Estos fueron algunos de los titulares que aparecieron, y se publicaron más de 12,000 artículos en periódicos de todo el país sobre el suceso.
En algunos lugares, la tensión llegó a su punto máximo. En Grover’s Mill, algunos residentes dispararon sus armas de fuego contra un tanque de agua de la ciudad creyendo que se había convertido en una «máquina de guerra marciana gigante». Hubo una mujer que denunció a Welles y a su equipo por haberle provocado un ataque de pánico, y un hombre recibió una indemnización de Welles, quien le compró un par de zapatos después de que el hombre afirmara que había renunciado a ellos para poder comprar un boleto de tren y huir de la invasión alienígena.
La histeria fue tal que se incrementaron las llamadas a los hospitales de personas que querían donar sangre y a las comisarías de policía para asegurarse de que todo era una farsa. Algunas personas llamaron para protestar por la transmisión del programa, que consideraban engañoso, mientras que otras llamaron para felicitar a Welles y su equipo por el magnífico especial.
Este episodio demostró el poder de los medios de comunicación de masas para desatar la histeria colectiva. Aunque estudios posteriores han reducido el impacto real del pánico causado por la transmisión, no se puede negar que decenas de miles de personas en Nueva Jersey y Nueva York estuvieron realmente asustadas y creyeron que la Tierra estaba siendo invadida por marcianos.
Orson Welles aceptó con orgullo la controversia generada en torno al tema y no trató de desmentirla, ya que esto reforzaba su imagen como un gran contador de historias y excelente director de cine. El estudio RKO lo contrató para dirigir su primera película, «Ciudadano Kane». Los acontecimientos relacionados con la transmisión de «La Guerra de los Mundos» sirven como un recordatorio de las consecuencias de sobrevalorar un evento y atribuirle una importancia que tal vez no tuvo en realidad. En la actualidad, en un contexto de propagación de noticias falsas a través de las redes sociales, reflexionar sobre esto se vuelve más relevante que nunca.