Por: Luis Jesus Morales

La erupción del volcán submarino Hunga Tonga en enero de 2022 en el Pacífico sur ha provocado perturbaciones atmosféricas de gran magnitud, circulando alrededor del planeta a la velocidad del sonido en al menos tres ocasiones, según un estudio realizado por investigadores del Centro Oceanográfico de Balears en el archipiélago español de Baleares. Estas alteraciones, conocidas como meteotsunamis, son fenómenos que solo se han detectado una vez en la historia moderna, durante la erupción del Krakatoa en Indonesia en 1883.

A diferencia de los tsunamis, que son causados por terremotos o explosiones y generan fluctuaciones en el nivel del mar, los meteotsunamis se originan por cambios rápidos de presión atmosférica, generando una ola en el mar y una perturbación en la atmósfera. El Instituto Español de Oceanografía (IEO), al que pertenece el centro balear, explica que la erupción del volcán submarino Hunga Tonga en enero provocó una respuesta atmosférica y oceánica que fue registrada por una cantidad sin precedentes de instrumentos científicos.

La perturbación fue captada por cientos de dispositivos de medición de la presión atmosférica en todo el mundo, mostrando aumentos de energía en la banda de frecuencia de 2 a 120 minutos. Al mismo tiempo, los equipos que miden las oscilaciones del nivel del mar registraron el impacto de la onda atmosférica, con modificaciones significativas en la misma frecuencia, que oscilaban entre 2 minutos y 2 horas.

Según los científicos, el meteotsunami del Hunga Tonga tuvo un alcance global, aunque las oscilaciones fueron mayores en las costas del Pacífico, donde la fuente principal de energía fue la onda marina generada cerca del volcán durante la explosión. El Instituto Español de Oceanografía destaca que los cambios en el nivel del mar observados en el océano Pacífico fueron la combinación de un tsunami y un meteotsunami. Además, señala que la amplitud y la frecuencia dominante de las oscilaciones en el nivel del mar mostraron una gran variabilidad espacial en el meteotsunami que afectó al resto del mundo, debido a la forma de las plataformas continentales y los puertos, que actuaron como sintonizadores de las ondas marinas generadas por la perturbación atmosférica.

Joan Villalonga, autor principal del estudio, destaca que el caso de Tonga revela dos fenómenos: un tsunami originado en el lugar de la explosión que alcanzó las costas del Pacífico y un meteotsunami que se generó en todo el mundo debido a la onda atmosférica producida por la explosión. El estudio ha contado con la participación de científicos del centro oceanográfico balear, adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de la Universidad de las Illes Balears y del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea).

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