Léxico sucinto del erotismo
Despacio en curva
Alberto Aguilar.
Fue en 1959, en París, la primera edición del Lexique succint de l´erotisme, y años después publicado por Anagrama en 1970.
Léxico sucinto del erotismo originalmente se presentó como un catálogo en la Exposición Internacional del Surrealismo EROS. Galería Daniel Cordier, París. Participaron artistas notables, intelectuales de primer nivel como André Breton y Octavio Paz. Los conceptos están puestos en orden alfabético.
A 64 años de su aparición, este libro singular es didáctico, enciclopédico y sensual. Nos sopla a la nuca, al oído de nuestras tentaciones no dichas; perversiones deliciosas que hacen germen allá cuando lo onírico, y se devuelven a la realidad palpable, visible, olfativa y sudorosa en el encuentro con otro cuerpo de igual pretensión placentera.
Boca, vagina y ano. Ojo, oído y olfato. Cavidades las seis que en posiciones múltiples cuerpo a cuerpo —la del 69 y la del 199 que es la que más siente—, inauguran Coloquios, Simposios, Encuentros, Convenciones, Asambleas, Conversatorios, actos lúbricos todos que son el arranque del alba, naciente, de la entrepierna. Llueves la lluvia con flores amarillas, dijera el poeta.
Para ser más sucintos, sin tanta pirueta verbal: Para quien afirma que ha mamado culo y tragado fentanilo, para quienes las orgías léperas francamente ya no le llenan; al precoz verbal y de corta mecha sexual, al fanático de Grindr, Tinder, Telegram Tlaxcala, al de sexo rápido en cabinas Mega, al insolente del placer bien le hará recordar que el erotismo radica en la presencia simultánea de lo que se muestra y de lo que se esconde. Por ello, a diferencia de la pornografía, en el erotismo nunca se muestra nada completamente. El eros vive de la ambigüedad entre la luz y la oscuridad: hace su aparición en la sombra y se muestra entre lo que se dice y lo que se insinúa, entre la evocación y la provocación.
Va una probadita de miel del libro:
SEXO: La mujer, incluso desvestida, no está desnuda, su sexo permanece oculto.
TRAVESTÍ: Dícese de quien viste o gusta vestir los atributos del sexo opuesto. En su origen, el travesti fue una tradición teatral, ya que las mujeres no estaban autorizadas a subir al escenario. La inclinación al travesti es una señal de hermafroditismo psicológico. Helogiábalo, Enrique III, Catalina II, George Sand lo practicaron habitualmente. Magnus Hirschfeld lo interpreta como una forma de desdoblamiento, al estar la componente viril de la psique sexualmente estimulada por la componente femenina. “El solo pensamiento de vestir el traje de la condesa, de sentir sobre mi piel un vestido que había cubierto el seno de aquella adorable mujer y cuyo tejido había tocado su piel, me llenó de una alegría indescriptible”.
SODOMÍA: Penetración que el hombre puede ejercer tanto sobre el hombre, como sobre la mujer. De ahí una confusión demasiado frecuente de esta palabra con las que designan la inversión masculina.
SENOS: En la jerarquía de las relaciones amorosas, las caricias en los senos se sitúan entre el beso en los labios y la caricia de la mano sobre el sexo de la mujer. La presión de las palmas de la mano, el deslizamiento progresivo de los dedos, la succión de los labios, los golpecitos con la lengua, los cosquilleos, los mordiscos, producen en general la hinchazón de los senos, la erección de su punta y procuran a la mujer unas sensaciones voluptuosas que pueden predisponerla al abrazo carnal.
PALPAR: Mis manos descorren las cortinas de tu ser, mis manos cierran las cortinas y te visten de otra desnudez; mis manos te descubren tus cuerpos, mis manos inventan otro cuerpo para tu cuerpo, mis manos crean la noche en que te pierdes y el abismo en que caes.
ORGASMO: Culminación en marea de la totalidad de las sensaciones, tanto físicas como suprafísicas, unidas en una sensación única, que al igual que la marea oceánica cada vez está a punto de hacer que el propio mar se dirija al otro lado de la playa, pero que, en virtud del equilibrio postulado por la continuidad del movimiento, nunca llega a realizarse. La playa está aquí representada por la vida, región limítrofe entre el nacimiento y la muerte.
GOZAR: Experimentar un deslumbrante espasmo de alegría y de liberación que comienza con un cosquilleo en la cabeza y que sacude el cuerpo, de la boca al sexo, con un estornudo de inmenso placer.
MASTURBACIÓN: La mano al servicio de la imaginación.