Tulio Hernández: viruta de prodigios

Tulio Hernández: viruta de prodigios

 

Alberto Aguilar.

 

En puritud de verdad, Tulio Hernández Gómez es el político más reconocido y respetado en Tlaxcala. Dotado de cualidades, con memoria prodigiosa y exaltación en sus acciones, tiempo tuvo para convivir con el pueblo y ser sincero en su mirada azul; es de los pocos que persuaden hasta con el silencio.

Han transcurrido cuarenta y dos años de cuando tomó posesión como gobernador del estado de Tlaxcala. Para los descreídos, quizá hay que vivir otros cuarenta para tener un gobernante con tan salpicadas cualidades y talentos, con tan veloz capacidad de pensamiento. Yo no me espero, lo creo ya sin remedio. La vida tomada de la cintura y de todo el cuerpo, con arrebato, sin sueño, franco ante el pueblo, es quizá una forma de ser que Tulio Hernández dejó con impregnaciones de admiración y afecto en quienes lo conocieron.

Tulio Hernández ha bebido hasta las heces del vaso de la vida. Siendo gobernador, se transportaba en motocicleta y se accidentó con ella; probó el ruedo y su polvo en la muy querida Plaza de Toros Jorge “El Ranchero” Aguilar; se casó con Silvia Pinal; probó en su cuerpo mezclas de exóticas bebidas alcohólicas; sostuvo debates de acalorada impaciencia sobre todos los temas; amó el ciclismo, la caminata, la libertad; no ha encontrado mayores plenitudes como no sea en la gratitud y la generosidad. Si recibía a una delegación y ésta le entregaba un reconocimiento o un regalo, el reconocimiento lo mandaba colocar en la pared y el regalo lo compartía o mejor lo donaba para el pueblo de Tlaxcala. En la visión que tuvo está la extensión de su presencia en nuestro tiempo.

Hace pocos días, le pregunté al exgobernador qué era para él la vida y cómo se viste de felicidad poco antes de cumplir 85 años. Lúcido y retórico en su discurso, Tulio Hernández me regaló su pensamiento para ofrecerlo en buena letra impresa para los amables lectores.

Tulio Hernández me ha dicho en varias ocasiones que su mamá, la maestra Leonarda Gómez Blanco —entregada al noble servicio de la educación, toda su vida—, decía que “la adversidad y el dolor es lo que más enseña”. De ese aleccionamiento, lo que me compartió Tulio Hernández en una charla amena de toda una tarde fue el goce de vivir, la limpieza de la mente, la alegría inocente de la amistad.

YO SUPE A LOS QUINCE AÑOS LO QUE ERA LA VIDA

Yo supe a los quince años lo que era la vida porque empecé a tener pasiones, y aprendí a bailar en los salones de baile y a los dieciocho años otras cosas. Aprendí a estar en la pachanga y en los estudios de la preparatoria y en la Facultad de Derecho de la UNAM. Me casé antes de recibirme de abogado. ¡Podría yo hacer toda una historia pero sería la loquera!: me metí en el ciclismo, anduve en motocicleta, quise ser torero… La pluralidad es lo que se puede hacer de cualquier manera por todo ser humano en un momento dado de acuerdo con las circunstancias económicas, educativas, sociales que hay en el lugar o lugares donde se vive.

LA FELICIDAD SE TIENE QUE FABRICAR, SE TIENE QUE DEFENDER, SE TIENE QUE DEFINIR Y SE TIENE QUE ENRIQUECER TODOS LOS DÍAS

La felicidad se entiende como el fenómeno parcial o continuo o general que da salud, alegría, trabajo, gusto y pasiones que se pueden vivir. Eso es la felicidad. La felicidad no es tener un pastel con diez o veinte velas, apagarlas y comerse el pastel. No. Eso es un testimonio de loq ue se quiere celebrar. La felicidad es saber quién es el padre, quién es la madre, si los padres viven; es saber cómo se come, cómo se vive, luego cómo se estudia, dónde se va.

Ninguna familia tiene la misma felicidad. Ninguna, por razones de matrimonio, de economía, de profesión, de religión… Entonces lo importante es saber que la felicidad no se puede comprar tampoco a través de puros juguetes o de bancos o dinero. La felicidad tampoco es absoluta. Consiste en tener satisfacciones y emociones positivas por lo que se hace: dormir, comer, tener relaciones sexuales, tener trabajo, recibir dinero.

La felicidad se tiene que fabricar, se tiene que defender, se tiene que definir y se tiene que enriquecer todos los días. Se es feliz cuando se puede hacer lo que se quiere. Se puede conservar la vida, se pueden superar las necesidades físicas y disfrutar lo que se puede disfrutar a través de la mirada, del oído, de la emoción…

Yo estoy feliz porque estoy platicando contigo, estoy contento y tengo felicidad porque tengo salud, acabo de comer, tomo café, y aquí me dio de comer mi mujer Rosita con la ayuda de la señora Verónica, y entre las dos me dieron de comer como no se come ni en un restaurant, y cuánto costó ¡nada! Todo fue con mucho cariño, y yo, para comer lo que comí hoy, así tenga mucho dinero, y así ande en París o Nueva York, creo que como en mi casa no hay lugar donde se coma mejor.

T E S T I M O N I O S

VÍCTOR HUGO BERRUECOS MONTIEL. CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO. ESPECIALISTA EN DERECHO PARLAMENTARIO Y TÉCNICAS ADMINISTRATIVAS

La nueva generación de la política adopta actitudes como las de Tulio Hernández por ser un extraordinario tlaxcalteca que dejó su nombre sentado en obra pública en todo el estado. Hoy sólo hay que caminar en Tlaxcala para saber su trabajo como administrador del gobierno. Ningún otro gobernador pudo hacer tanto por Tlaxcala como él. La historia lo recordará siempre como un ciudadano sencillo que supo convivir con el pueblo y decidió entregarse a él.

ALFONSO HERNÁNDEZ CASTILLO. DECANO DE LA RADIO EN TLAXCALA

El licenciado Tulio Hernández Gómez fue un buen gobernante, dio continuidad a un proyecto que marcó el despegue de Tlaxcala en todos los aspectos.

Por otra parte, como comunicador que soy, tengo presente que desde el primer día de su gobierno fue determinante su decisión para ubicar a nuestra entidad dentro del contexto progresista de los medios de comunicación televisiva al llevarse a cabo, con motivo de su toma de posesión, la primera transmisión profesional de la televisión en Tlaxcala, en cadena nacional con la radio local.

Le tengo una profunda admiración al licenciado Tulio Hernández.

JOAQUÍN CISNEROS. POLÍTICO.

Tulio Hernández es un hombre muy creativo. Yo llegué a decirle en el tercer año de su gobierno: y ora qué vas a hacer si ya te acabaste todo lo que había que hacer. Ora a qué te vas a dedicar si ya hiciste todo en tres años lo que debiste haber hecho en los seis.

Muy inteligente, creativo, un gran personaje Tulio. Él llegó afortunadamente a suceder a otro gran gobernante. Sí hay muchas cosas qué decir de Tulio. En su manera era violento a veces. ¡Aguas! Ese era un defecto enorme; pero de ahí en fuera eran puras virtudes. Y algo muy importante que debe tener un gobernante, y él lo tuvo, es no estar pensando en negocios. “A ver cuánto me voy a llevar por acá”. Jamás. Él metió gente a trabajar, que muchos eran sus amigos pero muchos no…: era la emoción quen tenía de servir con eficiencia.

Yo lo admiro, estoy como tlaxcalteca agradecido con su trabajo. Es buen amigo, buen tlaxcalteca. Te lo repito, desinteresado de lo material. Nunca pensó en negocios y a ver cuánto más cuánto. Los negocios, lo que pudiera pensar, fueron en beneficio de la población, del gobierno. Siempre muy creativo.

Mi admiración para Tulio como persona; como amigo también, excelente amigo. Un gran personaje Tulio.

 

*Fragmento de la semblanza Tulio Hernández: viruta de prodigios, contenido en el libro De animosa existencia, Ediciones Páginas.

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