Por: Luis Jesus Morales
La reciente escalada de violencia entre Israel y Hamas en torno a la Mezquita de al-Aqsa en Jerusalén ha suscitado preocupación a nivel mundial. Para comprender mejor esta situación, es importante considerar su contexto histórico y la significativa importancia religiosa y política de este lugar.
El Retiro de Israel de Gaza y la Emergencia de Hamas:
En 2005, Ariel Sharon, entonces Primer Ministro de Israel, anunció un retiro planificado de las fuerzas y asentamientos israelíes en Gaza y la Ribera Occidental. Sin embargo, el Gobierno Autónomo Palestino enfrentó dificultades en el control de la franja de Gaza, lo que permitió el ascenso de Hamas, un grupo islamista palestino fundado en 1987 en Gaza.
Hamas ha sido conocido por sus ataques contra Israel, lo que llevó al Gobierno Autónomo Palestino, en 1996, a calificar al grupo como terrorista, condenar sus ataques y detener a cientos de sus miembros.
La Guerra Civil y el Control de Hamas en Gaza:
Tras el retiro de Israel de Gaza, en 2006 estalló una guerra civil entre Hamas y el partido Fatah, liderado por Mahmoud Abbas, presidente del Gobierno Autónomo Palestino elegido en 2005. Esta lucha interna palestina culminó en 2007, con Hamas manteniendo el control de facto en Gaza, una región que desde entonces ha experimentado una crisis humanitaria.
La Persistente Violencia entre Israel y Hamas:
La violencia entre Israel y Hamas ha sido una constante, especialmente en los años 2008-2009, 2014 y 2021, con el último conflicto que dejó un saldo de 13 israelíes y 250 palestinos muertos. Este año, en 2023, la región ya estaba marcada por una alta violencia, con un aumento significativo de palestinos muertos en la Ribera Occidental y de israelíes en ataques de grupos islamistas palestinos.
El Conflicto Actual en Jerusalén y la Mezquita de al-Aqsa:
Hamas justificó su ataque reciente, denominado «Tormenta de al-Aqsa», como una defensa de la Explanada de las Mezquitas y, en particular, de la mezquita al-Aqsa en Jerusalén. Esta zona es de importancia crucial para ambas religiones, ya que los musulmanes la consideran el tercer sitio más sagrado del Islam, mientras que para los judíos, es el lugar más sagrado de su religión, vinculado a eventos del Antiguo Testamento.
Las tensiones en al-Aqsa han aumentado debido a desafíos al acuerdo de statu quo que rige las relaciones en el lugar y por la expansión de grupos extremistas judíos. Además, Jerusalén Oriental, donde se encuentra al-Aqsa, es considerado territorio ocupado por la mayoría de la comunidad internacional. Los palestinos aspiran a que Jerusalén Oriental sea la capital de su futuro Estado, mientras que Israel reclama Jerusalén como su histórica capital, lo que ha generado una tensión duradera en la región.