El oro negro y la ignorancia del mexicano: un sueño hacia la autosuficiencia petrolera
05 de febrero 2024
Dafne Ortiz
México, país irreverente, peleador, altruista pero tan inocente como un niño: si se le promete un dulce, lo cree; México un país como un enamorado: si se le promete el mundo, cae. No cabe duda que la Nación ha sabido sobrellevar diferentes momentos donde se le ha vulnerado, desde la invasión española hasta el abuso de varios presidentes. Pero la producción del oro negro y México ha sido una piedra en el zapato, que por más que se sacuda queda ahí, en la esquina y no sale. México fue parte de la explotación de las conocidas “7 hermanas”, siete compañías más grandes del mundo en la producción y comercio del petróleo: Exxon, Mobil, Chevron, Gulf Oil, Texaco, Shell y British Petroleum. México fue parte del abuso de los más poderosos –al parecer el ser sumiso es el talón de Aquiles de la Nación–, pero también el mexicano es de armas tomar y en este caso, no fue la excepción.
No obstante, quien permitió el ingreso a las empresas extranjeras y quien comenzó la venta del país y su gente fue Porfirio Díaz; una esclavización de más de 30 años hasta el arribo de Lázaro Cárdenas al gobierno. En este periodo México fue el primer país en revelarse en contra de las 7 hermanas; este golpe fue gracias también al periodo de la Revolución Mexicana; el espíritu nacionalista estaba a flor de piel y ayudó a la creación de la Confederación de Trabajadores en 1918, y el Sindicato del Petróleo en 1935: ambos surgieron con el objetivo claro de exigir derechos a las grandes empresas que sólo se dedicaban a saquear y utilizar las tierras mexicanas, se exigía un salario digno, pero los empresarios se negaron a las peticiones.
Es justo después de esa negativa empresarial que entra el gobierno de Cárdenas a exigir a las empresas; justo en este paso histórico es que Cárdenas decreta la nacionalización de 17 empresas angloamericanas que controlaban toda la industria petrolera en el país: conocida como la Expropiación Petrolera. Esta época parecía ser la mejor para México, y lo fue, específicamente en los 80´s, cuando el país logró un pico económico y florecimiento gracias también al descubrimiento de yacimientos petroleros. La creación de PEMEX en 1938. Para México fue el momento de invertir en infraestructura que le hacía falta para producir su propio petróleo, no obstante, hubo una devaluación del petróleo y de la moneda mexicana, llevándose nuevamente el sueño petrolero. Con esto, la paciencia es el pecado y la cualidad de México, lleva más de 40 años buscando su independencia petrolera, velar por su propio oro negro y beneficiar al pueblo. Pero, ¿entonces que se está haciendo mal aparte de ser ignorantes?
Tal vez la respuesta es ser gobernados por ignorantes; bien dicen que uno tiene lo que merece, y el gobierno de la nación es el reflejo de la sociedad: el valiente vive hasta que el cobarde quiere, y México ya ha demostrado en múltiples veces que este dicho, es real. No obstante, los tropiezos son inminentes y el tropiezo de México para su independencia petrolera fue el paso de Enrique Peña Nieto y su Reforma Eléctrica en 2013, donde su mano no tembló en decidir y permitir la entrada de empresas privadas al sector nacional –la entrada del sector privado con fines egoístas y el hambre del dinero, no es ni será la solución para México–, dando pie que 69 empresa de 21 países se beneficiaran del país, sus trabajadores, sus maquinarias y viendo lo que ni el propio país ve: oportunidades.
Actualmente la lucha sigue. Sigue la necesidad imperante de buscar autonomía, de regresar al pueblo lo que es suyo, de dignificar al país y regresar el verdadero nacionalismo. La última lucha parece estar a cargo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador –aún no se sabe exactamente si será lo correcto, pero la perspectiva de lo correcto dependerá de cada mexicano y su capacidad de discernir, de valorar y entender su propia historia, para que no se vuelva a repetir– con dos momentos: la inversión de comprar la refinería Deer Park, de Huston, Texas; y la Construcción de la refinería de Dos Bocas.
El primero tuvo lugar hace dos años, cuando PEMEX terminó de comprar la última parte que le faltaba de la refinería de Deer Park, con la finalidad de alcanzar la producción diario de 340 mil barriles de crudo al día; el segundo momento, construcción de Dos Bocas, intentando alcanzar la misma producción de barriles. Ambas implicaron una amplia inversión; pero que buscan la tan soñada autosuficiencia y dejar atrás a las empresas extranjeras.
México parece estar viendo un poco de luz, su valor por medio del sentimiento nacionalista y la protección de lo que es para el mexicano. Que la tierra no solo es de quien la trabaja, sino quien la hace producir, y para eso, se está trabajando en inversiones que benefician al mercado mexicano; que si hay que exigirle algo a alguien sea a la misma nación y no depender de otros que fueron incursionados con fines egoístas, que destruyeron al país por hambre de poder, y que olvidaron al pueblo. México lleva demasiados años al yugo del extranjero, y el paso de recuperar el oro negro mexicano en el actual gobierno por medio de adquisiciones, inversión y reformas se podrá juzgar conforme avance la historia y veamos resultados, pero por lo menos, se está volviendo a ver por la nación.