Conservación de colibrís en México: estudio y protección de un tesoro alado
a 26 junio del 2024. Lizeth Cuahutle
Un grupo de investigadores y alumnos de la Facultad de Estudios Superiores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está llevando a cabo monitoreos mensuales para estudiar y conservar a los colibrís, una de las especies más emblemáticas de América.
A pesar de que casi 60 de las 330 especies conocidas habitan en México, su población en el país ha disminuido notablemente.
Según explica la doctora Laura Núñez Rosas, académica de la UNAM , los investigadores capturan a los colibrís para colocarles anillos metálicos sin daño alguno, permitiendo así seguir su comportamiento y población en el norte de la Ciudad de México.
Este seguimiento detallado incluye datos como tamaño del ala, edad, especie, sexo y peso, con el objetivo de comprender mejor sus ciclos de reproducción y densidad poblacional.
María del Coro Arizmendi, directora de la FES Iztacala y doctora en Ecología, destaca que se han observado cambios en las densidades de especies, con un aumento notable del colibrí berilo en áreas urbanas debido a la presencia de bebederos.
Este fenómeno revela la capacidad de algunas especies para adaptarse a entornos urbanos, mientras que otras enfrentan desplazamientos.
Para fomentar esta adaptación y proteger a los colibrís, se promueve la creación de jardines con plantas nativas productoras de néctar y polen, beneficiando así a otros polinizadores como mariposas, polillas y abejas.
Esta iniciativa busca asegurar el suministro de alimento sin necesidad de migraciones, contribuyendo a la conservación de estas aves pequeñas pero extraordinarias.
Los colibrís, conocidos por su tamaño reducido (entre 10 y 13 centímetros) y su habilidad única para volar en todas direcciones y suspenderse en el aire a altas frecuencias de aleteo, son fundamentales no solo en el ecosistema natural, sino también como símbolo de la biodiversidad americana que merece ser protegido y estudiado con detenimiento.