El desarrollo de los antibióticos historia, avances y retos en la medicina moderna
A 10 de Agosto 2024. Lizeth Cuahutle
En la primera mitad del siglo XX, la historia de los antibióticos comenzó con un descubrimiento accidental que revolucionaría la medicina: la penicilina. Alexander Fleming, un bacteriólogo británico, observó que un hongo llamado *Penicillium notatum* producía una sustancia capaz de eliminar bacterias sin dañar las células humanas. Este hallazgo marcó el inicio de una nueva era en la medicina, dando lugar al desarrollo de otros antibióticos como la estreptomicina, la tetraciclina y el cloranfenicol, los cuales fueron fundamentales en la lucha contra enfermedades como la tuberculosis, la neumonía y la sífilis.
En las décadas siguientes, el arsenal terapéutico se amplió con la introducción de las cefalosporinas y los aminoglucósidos en la década de 1960. Sin embargo, el uso incontrolado de estos medicamentos ha generado un grave problema: la resistencia antibiótica. Las bacterias han desarrollado mecanismos para resistir la acción de los antibióticos, convirtiéndose en una de las principales amenazas para la salud pública en el siglo XXI. Actualmente, más de un millón de personas mueren cada año debido a infecciones causadas por bacterias multirresistentes.
A pesar de esta alarmante realidad, la ciencia continúa avanzando. En 2023, un grupo de científicos, utilizando inteligencia artificial, descubrió un nuevo antibiótico capaz de combatir la *Acinetobacter baumannii*, una de las superbacterias más peligrosas. Este antibiótico, llamado abaucina, ofrece una esperanza renovada, aunque aún queda un largo camino por recorrer en la lucha contra las infecciones.
En este contexto, España ha jugado un papel fundamental en la historia de los antibióticos. En 1969, la microbióloga Sagrario Mochales, trabajando en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), descubrió la fosfomicina, un antibiótico eficaz contra diversas infecciones. Este hallazgo se produjo gracias a su búsqueda incansable en los suelos de la península Ibérica, específicamente en una carretera entre Jávea y Gata de Gorgos, en Alicante.
Otro ejemplo de la riqueza natural para el desarrollo de antibióticos proviene de África. El continente, con su vasta biodiversidad, ha sido fuente de varios antibióticos como la actinomicina (Madagascar), la daptomicina (Tanzania), y la vancomicina (Ghana). Estos descubrimientos representan un tesoro para la ciencia y abren nuevas posibilidades para el tratamiento de enfermedades infecciosas.
Por otro lado, la amoxicilina se destaca como el antibiótico más vendido en el mundo debido a su eficacia y tolerancia en el tratamiento de diversas infecciones bacterianas.
Una de las historias más conmovedoras en el desarrollo de los antibióticos es la de la estreptomicina, descubierta en 1943 por Selman Waksman. Este antibiótico fue clave en la lucha contra la tuberculosis, una enfermedad que, hasta entonces, era casi siempre mortal. La historia se torna personal cuando, en 1946, el hijo de Waksman contrajo tuberculosis. El científico administró la estreptomicina, que aún estaba en fase experimental, salvando la vida de su hijo.
En la actualidad, los antibióticos siguen desempeñando un papel crucial incluso en la Estación Espacial Internacional (EEI), donde los astronautas llevan una amplia variedad de estos medicamentos para proteger su salud en un entorno tan extremo.
La historia de los antibióticos es una de avances significativos, desafíos crecientes y esperanzas renovadas. Mientras la ciencia continúa buscando soluciones para enfrentar la resistencia bacteriana, es crucial un uso racional y responsable de estos medicamentos para preservar su eficacia en el futuro.