México-Tenochtitlan la Venecia del nuevo mundo y el dominio del agua
A 18 agosto del 2024. Lizeth Cuahutle
Antiguamente, México-Tenochtitlan se erigía sobre un vasto y complejo sistema de cuerpos de agua, un entorno natural que definió la vida de sus habitantes y su desarrollo como una de las ciudades más prósperas del continente. En lugar de calles pavimentadas, el corazón de lo que hoy es la Ciudad de México era un laberinto de canales donde garzas, peces, y chalupas navegaban entre islotes. Estos canales, que funcionaban como rutas mercantiles y navales, eran la columna vertebral de la metrópolis mexica.
La fundación de México-Tenochtitlan en 1325 estuvo marcada por un acontecimiento mítico: según la leyenda, un águila devorando una serpiente sobre un islote en el lago de Texcoco fue la señal divina para establecer la ciudad. A partir de este islote, los mexicas construyeron su capital, nombrándola México-Tenochtitlan, que en náhuatl significa «el tunal divino donde está Mexitli» o «ombligo de Luna».
El dominio sobre su entorno acuático fue esencial para los mexicas. Los habitantes de México-Tenochtitlan desarrollaron un intrincado sistema tecnológico para controlar y explotar el medio lacustre a su favor. A través de la construcción de chinampas—extensiones artificiales de tierra para la agricultura y residencia—y la implementación de diques, acueductos, y desagües, los mexicas transformaron el lago en una estructura que sostenía la economía, la política, y la vida cotidiana de su imperio.
Estas chinampas, que florecieron especialmente en los lagos de Xochimilco y Chalco, no solo sirvieron para el cultivo, sino también como zonas residenciales, demostrando un control sofisticado sobre la humedad y la salinidad del agua. Este ingenioso sistema hidráulico requirió un mantenimiento constante, pero a cambio, permitió el crecimiento urbano y el abastecimiento continuo de bienes.
Cuando Hernán Cortés llegó a México-Tenochtitlan en el siglo XVI, quedó asombrado por la magnificencia de la ciudad, comparándola con Venecia, la famosa ciudad italiana construida sobre el agua. Para Cortés y sus contemporáneos, México-Tenochtitlan representaba un logro arquitectónico y tecnológico sin igual en el Nuevo Mundo, una ciudad que floreció en armonía con su entorno lacustre hasta la llegada de los conquistadores.
El impacto de los trabajos hidráulicos realizados por los mexicas para dominar su entorno fue tal que, durante siglos, la Cuenca de México funcionó como un centro de poder económico, político, y religioso. Sin embargo, con la llegada de los españoles, este complejo sistema comenzó a desmantelarse, marcando el fin de una era en la que el agua era tanto la vida como la estructura misma de México-Tenochtitlan.