Cuauhtémoc el ultimo tlatoani mexica y el fin de un imperio

Cuauhtémoc el ultimo tlatoani mexica y el fin de un imperio

 

A 18 agosto 2024. Lizeth Cuahutle

 

La captura de Cuauhtémoc, el último tlatoani mexica, es un capítulo decisivo en la historia de México, marcando el fin de la guerra por México-Tenochtitlan y el comienzo de 300 años de dominio español. Cuauhtémoc asumió el poder en 1521, tras la muerte de Cuitláhuac y la caída de Moctezuma Xocoyotzin, en un momento de máxima tensión, cuando el imperio mexica luchaba por su supervivencia ante la invasión española. A pesar de su juventud, con tan solo entre 19 y 25 años, Cuauhtémoc mostró una determinación y espíritu inquebrantable, características que lo diferenciaron de sus predecesores.

 

El cronista de Indias, Antonio de Solís y Rivadeneyra, lo describió en su obra *Historia de la Conquista de Méjico* como un líder de gran vigilancia y dedicación a los asuntos públicos, decidido a demostrar el valor del imperio en sus manos. Su mandato comenzó en un momento crítico, después de que Hernán Cortés y su ejército fueran expulsados de Tenochtitlán en 1519, tras su derrota en la llamada «Noche Triste». Sin embargo, los españoles no se dieron por vencidos y, con el apoyo de sus aliados indígenas, entre ellos los tlaxcaltecas, comenzaron a reorganizarse para retomar la ciudad.

 

Cuauhtémoc tomó el mando de la defensa mexica, luchando por mantener el control sobre su imperio frente a los ataques constantes de los españoles. Sin embargo, el asedio español fue implacable. Cortés y sus hombres sitiaron las ciudades, impidiendo el abastecimiento de alimentos y cortando los acueductos que suministraban agua a la población. Después de tomar Tenochtitlán, avanzaron hacia la ciudad hermana de Tlatelolco, donde la resistencia mexica fue igualmente feroz.

 

Según la arqueóloga Judith Alva Sánchez, la batalla final no solo involucró a los guerreros mexicas, sino también a la gente del pueblo, quienes se unieron a la defensa en un esfuerzo desesperado por proteger su hogar y su cultura. Sin embargo, la superioridad militar de los españoles y sus aliados fue abrumadora. Cuauhtémoc, al ver que la resistencia era inútil, intentó huir junto a sus hombres a bordo de una canoa, un hecho que Hernán Cortés relató en una carta dirigida al emperador Carlos V. Sin embargo, la captura de Cuauhtémoc en Tequixpeuhacan a manos del militar García Holguín, según las crónicas de la conquista, fue inevitable.

 

A pesar de haber sido capturado, Cuauhtémoc no se rindió fácilmente. Según el propio Cortés, Cuauhtémoc aceptó su derrota para evitar más sufrimiento a su pueblo y se entregó en la casa del señor Aztooatzin, donde actualmente se encuentra la iglesia de la Concepción Tequipeuhca. Sin embargo, los españoles, insatisfechos con su victoria militar, sometieron al joven emperador a brutales torturas en un intento de extraerle la ubicación del mítico Tesoro de Moctezuma. Cuauhtémoc soportó con valentía que le quemaran los pies, negándose a traicionar la confianza de su gente.

 

En un acto de honor, Cuauhtémoc pidió a Cortés que lo sacrificara, prefiriendo la muerte antes que la humillación de vivir como prisionero. «Toma ese puñal que tienes en el cinto y sacrifícame luego con él», habría dicho el tlatoani, según narra el historiador Eduardo Matos Moctezuma, fundador del Proyecto Templo Mayor. A su lado, otro prisionero también sometido a tortura, desesperado por el dolor, le imploró que revelara la ubicación del tesoro para detener el sufrimiento. Pero Cuauhtémoc, con mirada severa, lo reprendió por su debilidad, preguntándole si acaso estaba disfrutando de algún baño o deleite, como relata el cronista Francisco de Gómara.

 

Aunque Cuauhtémoc resistió las torturas, los españoles decidieron no ejecutarlo en ese momento. Hernán Cortés mantuvo al «Águila que descendió», como se traduce el nombre de Cuauhtémoc en náhuatl, como prisionero durante varios años, llevándolo consigo en sus expediciones. Sin embargo, en 1525, la desconfianza y el temor a una posible rebelión llevaron a Cortés a ordenar la ejecución de Cuauhtémoc, acusado de conspirar en su contra. Así, Cuauhtémoc fue asesinado, cerrando un capítulo trágico en la historia de los mexicas y consolidando el dominio español en la región.

 

La figura de Cuauhtémoc ha perdurado en la memoria histórica de México como un símbolo de resistencia y honor, un joven gobernante que, hasta el último momento, luchó por defender a su pueblo y su cultura frente a la invasión extranjera. Su legado sigue vivo como un recordatorio de la valentía y dignidad con la que los mexicas enfrentaron su destino.

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