Vampirismo clínico un trastorno rodeado de misterio y controversia

Vampirismo clínico un trastorno rodeado de misterio y controversia

 

A 15 diciembre 2024. Lizeth Cuahutle

 

A finales del siglo XIX, el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing sorprendió a la comunidad médica con la publicación de «Psychopathia Sexualis», donde describió casos impactantes relacionados con una obsesión inusual: el consumo de sangre. Uno de los más estremecedores relataba cómo un viñador de 24 años asesinó a una niña en un bosque, mutiló su cuerpo, comió parte de su corazón y bebió su sangre. Otro caso narraba la historia de un hombre que, llevado por impulsos sexuales, cortó el brazo de su esposa para beber su sangre. A estos comportamientos se les dio el nombre de «vampirismo clínico», asociado a trastornos mentales graves como la esquizofrenia, la psicopatía o la histeria.

 

Décadas más tarde, en 1990, el psicólogo Richard Noll propuso un término alternativo: «síndrome de Renfield», inspirado en el personaje de la novela *Drácula* que consumía insectos para absorber su fuerza vital. Según Noll, esta condición sigue una progresión: comienza en la pubertad con la autolesión y el consumo de la propia sangre, evoluciona hacia la ingesta de sangre animal y, en casos extremos, llega al consumo de sangre humana, a menudo vinculado a una excitación sexual.

 

Aunque el vampirismo clínico no está reconocido oficialmente como una enfermedad mental en los manuales diagnósticos, ha sido objeto de múltiples estudios debido a su rareza. Investigaciones más recientes han identificado subculturas contemporáneas de personas que se autodenominan «vampiros reales», quienes afirman necesitar sangre o energía vital para su bienestar. Según un estudio realizado en Estados Unidos, estas personas suelen consumir sangre de forma consensuada o recurren a sustitutos como carne cruda o alimentos dulces si no tienen acceso a un donante.

 

El vampirismo clínico sigue siendo un tema controvertido dentro de la psiquiatría, pues combina aspectos psicológicos, culturales y sociales. A pesar de los avances en su estudio, continúa rodeado de misterio, dejando la puerta abierta a nuevas investigaciones sobre esta extraña y compleja condición.

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