Alberto Aguilar
Fálica es la vida del hombre mucho antes de tener entre sus pies, piernas o manos la presencia redonda y turgente de un balón.
En la cancha cotidiana, espectacular y decepcionante de la cama se viven y se sudan partidos amistosos, de franca rivalidad y odio, de trampas y simulaciones, de irrebatibles pasiones y promesas de espeso amor; de alegría fácil tan sólo por el principio enajenante de la dispersión, la vaguedad, la necesidad, la sublimación y el sin sentido: eterna disposición lúdica del hombre con el propósito de ver qué resulta.
Lo que resultó ahora, puesto en la mira de los usuarios de Internet, es un video en el que un exjugador profesional –narrador ahora de competencias futbolísticas– muestra para la primicia de un espejo, del ojo cómplice de la cámara de su celular, de la mirada aceitada del deportista y de un destinatario que puesto en la red social puede ser hombre, mujer o quimera –y eso aquí en verdad no importa–, un miembro que está a punto de reventar con la sangre caliente contenida en su heráldica anatomía, muy adentro, mismo que muestra muy afuera un cuerpo un tanto curvo, a punto de caer de tan maduro pero firme y sostenible a la vez por la parte anteroinferior de la pelvis del futbolista que lo sujeta con evidente rigor.
Luis Alberto dos Santos Garnavic, conocido como Zague, ha sido tendencia en redes sociales por un video hecho por él mismo, más que breve pero de desmedida presunción, ajeno a erotismos y sin embargo afianzado en la absoluta confianza viril de que todavía las puede.
El video es una confesión licenciosa. Es a la vez un grito que reclama los orificios posibles del destinatario. Es una provocación y un consciente suicidio por la evidencia visual y sonora que él mismo produce: “Mira cómo la tengo dura… por ti. Mira mi verga cómo está…: impresionante”.
El periodista Carlos Loret de Mola considera que las redes sociales pueden servir más para contenidos que den ventajas y no desventajas; el empleado de Televisa exhorta a alejarse de frivolidades. Decide ignorar el aletargado que en el periodismo como en la red, las frivolidades, descalificaciones, calumnias, resurrecciones y ascensiones de personajes públicos tienen dirección en el habla y escritura y silencio de los propios comunicadores y empresarios de la manipulación de masas.
Alrededor de los movimientos levemente circulares del pene de Zague resultó dañada la imagen de su esposa, la periodista Paola Rojas. Y es aquí donde amigos de la hermosa profesional se preguntan cómo separar, de qué forma cultivar la mofa del desinhibido Zague pero no ser desleal con Paola Rojas; cómo hacer escarnio de las intimidades de Zague cuando ella es la consorte y ahora centro de burlas constantes.
La esposa de Zague es simbólicamente la vagina callada, oculta, impoluta, vilipendiada y apedreada por un pueblo bruto que celebra la hombría del exfutbolista mexicano, seguro de su poder fálico, descomunal.
Si el video hubiera sido hecho por la periodista, mostrando el poder irreversible de su vagina, la calificación de ramera y sabrosa sería su único público reconocimiento.
El duro miembro viril de Zague dura segundos en el video, perdurará en los contenidos de Internet y durará aún más en el morbo colectivo.
El Zague bravío y fibroso, excitado en tierras mundialistas, pone incómoda a su esposa pero a la vez estimula la fantasía colectiva: la mirada frente al televisor enfocará reiteradamente la pelvis de jugadores como Alireza Jahanbakhsh (Irán), Alisson Becker (Brasil), André Silva (Portugal), Jonathan Dos Santos (México), Marc Bartra Aregall (España), Mariusz Stepinski (Polonia), Michel Carrick (Inglaterra), Paulo Dybala (Argentina), Radamel Falcao (Colombia)… vistos en el Mundial Rusia 2018.
Lorena Herrera, la sexy chiclosa de los espectáculos, afirma agradecer el banquete visual y sabe que no es la única.
Quizá lo realmente escandaloso no es crear un video íntimo donde el pene es el principal protagonista, sino mostrar a la colectividad, a propósito del Mundial de Fulbol, una afirmación que la colectividad opta por evadir: de muchas formas el miembro viril es el trofeo del hombre puesto a voluntad de quien se cree con la dignidad de poseerlo por entero.