27/06/2018/TLAXCALA/Misael Nava Corona
En su tercer partido la selección nacional lució superada por la escuadra sueca, luego del primer gol, el partido se vio plano.
No hubo banderas, no hubo bubuselas, ni matracas, sólo rostros desencajados por la derrota sufrida ante los suecos.
No concretaban las jugadas y los asistentes a la transmisión desde la explanada del zócalo capitalino miraban con nervios las jugadas, hasta que cayó el segundo al minuto 60, por un penal en contra del equipo nacional.
Así siguió por varios minutos, y mientras algunos se comían las uñas, y otros en silencio echaban porras, al minuto 74 cayó el tercero, y la afición se lleno de tristeza, impotencia y decepción.
Fue así que el equipo nacional dependió del equipo koreano para clasificar a la siguiente ronda.