4/Enero/2019/Tlaxcala
A un mes del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, las cosas se han puesto un tanto interesantes en redes sociales, no importa en qué plataforma estemos, parece siempre estar una guerra entre buenos y malos, entre chairos y derechairos, entre la esperanza de México y la Mafia del Poder.
Llama la atención que las redes sociales, desde el pasado proceso electoral (2012-2018), han sido un canal idóneo para que miles de usuarios puedan colocar temas específicos en la Agenda Pública. Uno entra a su Facebook y aparece de forma natural, alguna discusión sobre si el primer mes de gobierno da resultados o no; sobre si La Gaviota tiene otra lujosísima casa; si a los exgobernadores de Puebla los mató el PAN o MORENA; y un sinfín de tópicos donde pareciera sólo existen dos posturas: a favor o en contra.
No importa qué tema, últimamente las redes sociales están cargadas de comentarios donde la idea central no radica precisamente en el intercambio de ideas, argumentos y ópticas; sino que parece, lo más trascendente es hacerle ver a la otra parte que está equivocada, sin tener por lo menos, unos segundos para analizar los comentarios y poder utilizar el método dialectico para retroalimentar sobre el tema.
No sé si Andrés Manuel esté cumpliendo o no en la visión de quienes utilizan las redes sociales, o si a los exgobernadores los mataron los partidos o un accidente, pero creo que el tiempo que regularmente estamos en redes sociales, podría ocuparse en cosas más productivas.
No es que el debate no sea bueno, o interesante, es solo que las plataformas digitales a pesar de sus mecanismos de engagement –o interacción y compromiso– no pretenden ser útiles para debatir. No se trata de quién tenga más bots, o quién ponga más comentarios a favor del actor político que preferimos, al final, todo se ve reducido a simples y llanas líneas que en poco –o nada– abonan a la discusión de los temas públicos.
Se vale opinar de lo que sentimos como parte de nuestro espacio público, sobre si nuestros representantes hacen bien las cosas o no, pero no creo que se valga mediante descalificaciones hacer que la parte discordante a nosotros, desista de seguir en la conversación.
No creo que estar del lado de un partido, o del gobierno en turno –o anterior– nos vuelva patriotas o estúpidos –según sea el caso–, pero sí creo que los debates en redes sociales, deben centrarse totalmente en el intercambio de ideas, posturas, axiomas y argumentos, porque eso es lo que nos permite repensar las cosas; ahora, si el debate sigue centrado en la descalificación, en hacer que la otra parte deje de teclear, considero que la mejor opción es buscar métodos que nos permitan analizar plenamente la discusión: charlemos más, pensemos más.