Honestidad, bienestar y justicia, entre ejes del Plan de Desarrollo
CDMX/2/05/2019
El Plan Nacional de Desarrollo (PND), que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió a la Cámara de Diputados, contempla 12 principios centrales mediante los cuales se busca transformar la vida pública del país para lograr mayor bienestar para todos los mexicanos.
Dichos ejes son: Honradez y honestidad, No al gobierno rico con pueblo pobre, Nada al margen de la ley; por encima de la ley, nadie, Economía para el bienestar, El mercado no sustituye al Estado, Por el bien de todos, primero los pobres, y No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera.
Además, No hay paz sin justicia, El derecho al respeto ajeno es la paz, No más migración por hambre y violencia, Democracia significa el poder del pueblo, así como Ética, libertad y confianza.
“Tal transformación requiere la articulación de políticas públicas integrales que se complementen y fortalezcan, y que en su conjunto construyan soluciones de fondo que atiendan la raíz de los problemas que enfrenta el país”, refiere el texto de 298 cuartillas publicado en la Gaceta Parlamentaria.
En el rubro Honradez y honestidad se explica que una de las características más destructivas y perniciosas en México ha sido la corrupción extendida y convertida en práctica administrativa regular, dado que inhibe el crecimiento económico y destruye el arreglo de la sociedad y el gobierno.
“Por eso estamos empeñados, en primer lugar, en acabar con la corrupción en toda la administración pública, no sólo la corrupción monetaria sino la que conlleva la simulación y la mentira”, se indica.
En el principio, No al gobierno rico con pueblo pobre se deja claro que los recursos se deben emplear con el único fin de cumplir las obligaciones del Estado con la población, particularmente con los más desamparados.
De tal suerte, se propone acabar con los desvíos de recursos públicos que han sido acompañados por el dispendio, la suntuosidad y la frivolidad a expensas del erario.
Ello, dado que “el enriquecimiento de algunos gobernantes se contrasta con la pobreza de millones. Por lo que, se pondrá fin al dispendio con una política de austeridad republicana”.
El punto tres, titulado Nada al margen de la ley; por encima de la ley, nadie, refiere que, ante el sistemático quebrantamiento de las leyes, tanto en su espíritu como en su letra, “hemos de desempeñar el poder con estricto acatamiento al orden legal, la separación de poderes, el respeto al pacto federal, en observancia de los derechos sociales y colectivos”.
Lo anterior, empezando por los derechos humanos, y el fin de la represión política; nada por la fuerza; todo por la razón y a través de solución de los conflictos, mediante el diálogo, poniendo fin a los privilegios ante la ley.
En cuanto a Economía para el bienestar, el gobierno del presidente López Obrador propone retomar el camino del crecimiento con distribución de la riqueza, por lo que insiste en su política de austeridad, disciplina fiscal, cese del endeudamiento y respeto a las decisiones autónomas del Banco de México.
Además, creación de empleos, fortalecimiento del mercado interno, impulso al campo, a la investigación, la ciencia y la educación, con el objetivo de impulsar el bienestar de toda la población.
En el quinto rubro, El mercado no sustituye al Estado apunta que el Estado tiene como función principal conseguir la felicidad del pueblo, así como mejorar las condiciones de vida y de trabajo de todos los mexicanas.
Por ello, “el Estado no se diluirá, ni incumplirá con su responsabilidad económica, política y social, y así recuperará su fortaleza como garante de la soberanía, la estabilidad y el Estado de Derecho, como árbitro de los conflictos, como generador de políticas públicas coherentes y como articulador de los propósitos nacionales”.
En el renglón de Por el bien de todos, primero los pobres se menciona que una sociedad que se desentiende de sus miembros más débiles y desvalidos rompe el principio de empatía que es factor indispensable de cohesión.
Por ello, el humanismo será una característica del gobierno de México y un concepto fundamental de la nueva política de desarrollo.
En el punto siete, No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera, se hace hincapié en que un crecimiento económico excluyente, concentrador de la riqueza en unas cuantas manos, depredador del entorno, no es progreso sino retroceso.
“Somos y seremos respetuosos de los pueblos originarios, sus usos y costumbres y su derecho a la autodeterminación y a la preservación de sus territorios; fomentaremos la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, la dignidad de los adultos mayores y el derecho de los jóvenes a tener un lugar en el mundo”, señala el PND.
En cuando al principio ocho; No hay paz sin justicia, se subraya que la inseguridad, delincuencia y violencia tienen un costo inaceptable en vidas humanas y bienes materiales, cohesión social y gobernabilidad, inhiben el crecimiento económico y debilitan la confianza de la población en su país, su estado, su municipio y su comunidad.
Ante ello, el compromiso de la actual administración es atender las causas que han originado la violencia y la inseguridad a través de la incorporación de jóvenes al estudio y al trabajo para apartarlos de conductas antisociales y de la recuperación del principio de reinserción social.
Así como con el impulso a procesos regionales de pacificación con esclarecimiento, justicia, reparación, garantía de no repetición y reconciliación nacional; de medidas contra la violencia y el respeto a los derechos humanos.
En el siguiente eje: El respeto al derecho ajeno es la paz se destaca que México recuperó los principios que hicieron de su política exterior un ejemplo, tales como no intervención y autodeterminación.
En tanto, en No más migración por hambre y violencia, la aspiración es a ofrecer a todos los ciudadanos las condiciones adecuadas para que puedan vivir con dignidad y seguridad en la tierra en la que nacieron para que la migración sea optativa, no forzada.
“Nuestros consulados en EUA funcionarán como defensorías del migrante y procuraremos que nadie más tenga que dejar su lugar de origen para ganarse la vida o buscar refugio en otros países”, establece el Plan.
Asimismo, defiende la larga tradición de México como tierra de asilo y refugio, así como su respeto a los derechos, hospitalidad y la posibilidad de que los migrantes construyan aquí una nueva vida.
En Democracia significa el poder del pueblo, el plan establece que México desarrollará una democracia participativa para socializar el poder político e involucrar a la sociedad en las grandes decisiones nacionales.
“Reivindicaremos el principio de que el gobierno mande obedeciendo y una sociedad que mandando se obedezca a sí misma”, indica.
El último apartado; Ética, libertad y confianza, el plan resalta que el paradigma que se construye en el país se basa en la convicción de que es más fuerte la generosidad que el egoísmo, más poderosa la empatía que el odio.
También, “más eficiente la colaboración que la competencia, más constructiva la libertad que la prohibición y más fructífera la confianza que la desconfianza”.
En tal sentido, se tiene la certeza de que los principios éticos y civilizatorios del pueblo son las claves del nuevo pacto social y del modelo de desarrollo para México.
Los principios antes señalados son centrales en el nuevo consenso nacional, el cual tiene como centro la convicción de que el quehacer en su conjunto –el económico, político, social y cultural– no debe ser orientado a alcanzar a otros países.
Por ello, el papel del gobierno de México es recuperar su función de árbitro auspicioso y constructivo de los conflictos, empezar a cumplir sus mandatos constitucionales como guardián de los derechos individuales y colectivos, y asumir plenamente sus facultades como impulsor y conductor de la economía.
El documento está estructurado por tres ejes generales que permiten agrupar los problemas públicos identificados, a través del Sistema Nacional de Planeación Democrática; el primero es Justicia y Estado de Derecho, el segundo Bienestar y el tercero Desarrollo económico.
Además, se detectaron tres temas comunes a los problemas públicos que fueron identificados y se definieron en tres ejes transversales; Igualdad de género, no discriminación e inclusión; Combate a la corrupción y mejora de la gestión pública, y Territorio y desarrollo sostenible.