Pedro Morales
En la capital del estado de Tlaxcala, cada sábado puntualmente y muy temprano, bajan de los cerros blancos hombres y mujeres de San Juan Totolac, San Miguel Tlamahuco, Ocotelulco, La Defensa o Chimalpa para practicar el trueque hasta el tianguis que se instala cada sábado a la ribera del río Zahuapan.
Esta costumbre se ha mantenido al paso de los siglos, casi intacta, donde el dinero no vale, solo la buena intención y la honradez, comenta Soledad Rodríguez Pérez, quien cada fin de semana se traslada desde San Francisco Tetlanhocan, para vender su carbón.
Explica que en Tlaxcala es tradicional que los vendedores de carbón realicen el trueque de su carbón por diversas mercancías, aunque también lo hacen con ropa, juguetes o zapatos, se vale intercambiar de todo.
La gente de los pueblos llega y coloca su mercancía sobre el muro de piedra que contiene las aguas del río Zahuapan, ahí en fila se colocan las bolsas con frutas como manzanas, duraznos, tejocotes o capulines.
También tamales rellenos de ayocotes, pan de fiesta de Totolac, frijoles, habas chicharos, lentejas, flores de calabaza, dulces diversos, higos, granadas y hasta guisos de temporada.
Esta actividad consiste en calcular el costo de la mercancía con el carbón, es decir el kilogramo se oferta entre ocho y nueve pesos, es el punto de partida para iniciar el regateo, que se eleva o baja el costo, de acuerdo a los precios de temporada.
Dice que el dinero no vale, que desde hace años la gente de los pueblos intercambia sus mercancías que cultivan o que producen, como en el caso del pan de fiesta, por ropa, zapatos o carbón para utilizarlo como combustible.
Así, entre regateos se pasa la mañana, también se incluyen animales pequeños como guajolotes, pollos o huevos, se vale de todo y nuestra entrevistada agradece que en esta actividad comercial no haya intermediarios o que autoridad alguna meta las manos.
Este intercambio sigue vigente, desde antes de la llegada de los españoles, ahora los fines de semana cualquier persona puede hacer trueque, esta actividad se complementa con una serie de puestos de venta de curiosidades.
Ahí, se puede adquirir desde una televisión hasta los equipos más sofisticados de telefonía y computación, solo hay que recorre con paciencia los laberínticos pasillos de el tianguis de los sábados de Tlaxcala.