GUERRERAS INCANSABLES SON LAS MADRES TLAXCALTECAS

 

TLAXCALA/ 10 /05/2020/Pedro Morales/Fotografía Jorge Lezama

Especial 10 de mayo

En el marco de la pandemia mundial desatada por el Covid-19, el Día de la Madre es la fiesta familiar más querida, esperada e importante en Tlaxcala; es el día grande para festejar a las madrecitas, guerreras invencibles e incansables que cada día luchan por sacar adelante a las familias.

Estas nuestras guerreras tlaxcaltecas están dispuestas a desafiar al mismo Conavid-19, con tal de llevar el pan a la mesa de sus hijos y están siempre dispuestas a llegar al sacrificio si es necesario, para sacar adelante a sus hijos.

En esta entrega, la sensibilidad de la lente de Jorge Lezama nos ubica en el justo momento del diario luchar por la vida, en este caso nos lleva al mismo tianguis sabatino, lugar abierto a las posibilidades de la vendimia desde hace centurias.

Es en el comercio donde muchas de nuestras madrecitas se ganan la vida o aportan para sostener el hogar con su ánimo, ingenio y esfuerzo en una actividad que enaltece el sacrificio por los nuestros.

Venta de flores, fruta o bolsas para el mandado recorren los mercados, en este caso, sin importar las inclemencias del tiempo y este enorme esfuerzo se replica en todos y cada uno de los frentes de batalla por la vida.

Ahí entre el bullicio de la gente, al artista de la lente le llama la atención una mujer con cubre boca de tela roja con bolitas blancas, mirada alegre y penetrante dice con la mayor sinceridad “esta cabrón hay poca gente y no vendo nada”.

Se la notan las manos muy maltratadas y las uñas desgastadas por el trabajo duro,  y Jorge Lezama comparte, cuando ya me iba me dijo con una gran sonrisa que se adivina:  vente por un durazno “como diría mi papá “conmigo andarás descalzo… pero con la panza llena”

LA INGRATITUD DE ALGUNOS HIJOS

Lo malo, en algunos casos, es que tanto amor y tanta entrega reciben a camio en algunos casos la ingratitud de las hijas y los hijos, ya quisieran muchos y muchas poder tener la oportunidad que tienen esos ingratos que no las visitan y menos las asisten o las abrazan.

Este día el centro de atención es la madre, pilar de nuestra sociedad, sin embargo no todas festejan como es el caso de las mujeres que con sus niños en brazos piden limosna en las calles.

Cómo olvidar a esas madres abnegadas que buscan incansablemente a sus hijos que desde otros países salieron en busca del sueño americano y que se han perdido en el camino.

Cómo consolar a las madres que perdieron a sus hijos en se espantoso accidente de Jesús Tepactepec, donde el dolor no se alivia, pese al paso de los días y los años.

Cómo celebrar a esas madres que viven en extrema pobreza, con sus hijos enfermos, sin esperanza en el porvenir, o a las mujeres que llaman madres solteras.

LA HISTORIA DE LA CELEBRACIÓN

La idea de hacer un día dedicado a honrar a las madres surgió en Filadelfia, Estados Unidos en 1905, de la mano de Anna Jarvis en agradecimiento a su madre, y la fecha elegida fue el segundo domingo de mayo por ser el aniversario de la muerte de su progenitora.

En México, la celebración comenzó en 1922, según el investigador del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de México Héctor L. Zarauz, autor de “México: Fiestas cívicas, familiares, laborales y nuevos festejos”.

Se escogió mayo por ser el mes consagrado a la Virgen y el 10 porque en aquella época en México se pagaba en las decenas, aunque otras fuentes sitúan el primer día de la madre mexicano en Oaxaca en 1913, cuando la esposa de un presbítero metodista encontró una revista donde se comentaba el festejo y decidió retomar la idea.

México fue el primer país latinoamericano en sumarse a esta conmemoración, y tal importancia adquirió la devoción a la madre que el 10 de mayo de 1949 se inauguró en la capital una gran escultura en honor a la madre.

En México se le da tanta importancia a este día que muchas oficinas de gobierno dan el día libre a las madres y a los hijos para que las festejen; en los colegios se realizan festivales.

A pesar de que el fundamento de esta celebración es la manifestación del cariño hacia las madres, ya desde su origen la fiesta encontró su reflejo comercial.

El 10 de mayo de 1922 múltiples tiendas ofrecieron su mercancía con descuento a fin de estimular las ventas, y a finales de la década de los treinta la Cámara Nacional de Comercio comparaba las ventas del 10 de mayo con las de Navidad.

Integrantes de la Concanaco comentaron que esto sigue ocurriendo y que en los diez primeros días de mayo la demanda de productos y servicios sufre un incremento del 30 por ciento, respecto a cualquier otro mes.

Pero sin duda la celebración de este 2020 quedará registrada en los anales de la historia donde por ese inmenso amor que le tenemos a nuestras madres debemos celebrarlas juntos a la distancia.

Es doloroso, pero la sana distancia es necesaria, sobre todo por la vulnerabilidad de nuestros adultos mayores, por eso en esta histórica celebración no habrá reuniones en lugares públicos o en la mesa familiar se extrañará la algarabía, no habrá festivales en las escuelas y tal vez muchos no las van a abrazar, para cuidarlas a ellas y a nosotros… ASÍ ES LA VIDA.

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