Viviendo en tiempos del Covid-19, ¡Ya le firmaron su recibo! le dijeron dos servidoras de la nación

Viviendo en tiempos del Covid-19, ¡Ya le firmaron su recibo! le dijeron dos servidoras de la nación

TLAXCALA/04/04/2020

Juanito se despertó como siempre a las seis de la mañana, tuvo una noche inquieta, estaba algo emocionado, los de la Secretaría del Bienestar lo pusieron en la lista de beneficiarios para este sábado 4 de abril a las nueve de la mañana, así lo decía una lista.

Le dijeron que cobraría dos meses adelantados por la emergencia del Covid-19, por instrucciones presidenciales el pago era de marzo, abril, mayo y junio, y que el siguiente pago será hasta el mes de  agosto.

Mientras se trasladaba en la combi desde su colonia El Carmen, donde vivían jubilados y pensionados ferrocarrileros, pensaba en lo dicho por el presidente López Obrador, “esta ayuda ya es ley”.

Recordaba con tristeza que nunca nadie se había preocupado de a deveras por los viejos, presidentes fueron y presidentes vinieron y el panorama seguía muy oscuro.

Muchas veces a lo largo de dos décadas siempre le tuvo fe al llamado “Peje”, ahora su presidente, a fuerza de votos vino la victoria y la recompensa de ese amor con amor se paga.

Ya no hay trabajo, no hay ingreso y menos para las medicinas de los viejos, muchos de sus amigos se fueron con mucha tristeza a fuerza de esa hambre que se convirtió en ayuno del alma y la panza, desde hace muchos años.

Ya ni se acuerda.

Sin darse cuenta ya había llegado a su destino, se bajó de la combi en la esquina que forman las calles 2 de Abril y Juárez, en la mera Ciudad Rielera, pensó que habría mucha gente y no.

Toma su lugar, había cuatro o cinco antes que le tocara turno, nadie se cubría la boca, ni los acompañantes, hasta eso no esperó mucho, una mujer con un aplicador azul le puso gel en las manos y entró a la oficina de Telégrafos.

En la pequeña oficina no circula el aire, dos señoritas entrevistan a los viejitos y buscan sus nombres en las listas y la sana distancia se guarda en un ambiente donde el olor del alcohol recuerda a una cantina, pero nada que ver.

Sentadito a un lado de las ventanilla observaba como los viejitos contaban emocionados su dinero y a esconderlo en las bolsas y mochilas, su cara resplandecía de gusto y emoción al recibir tanto dinero.

En eso estaba cuando lo llamaron, entregó sus dos copias de su INE, las mujeres buscaron y buscaron no lo encontraban, le dijeron que se volviera a sentar.

Pero pasaban los minutos y nada.

Una de ellas le preguntó si estaba seguro de que cobraría este día, no le creían, el alma se le fue al cielo y le dijo vamos a ver la lista que esta pegada en la vidriera y así le demostró que su nombre si estaba,

Siéntese, le dijo ya molesta la servidora de la nación, busco y busco, hasta que entre las tres mujeres intercambiaron miradas un poco raras, las tres mujeres eran las dos que dan atención a los beneficiarios y la cajera que entrega el dinero en efectivo.

Tras ese intercambio de miradas una de ellas le dijo, ya lo encontré, pero sus recibos ya están firmados.

Pero si yo apenas vengo, le replicó, la servidora le dijo tal vez alguien se equivocó y le firmaron.

¿Y ahora qué?, le preguntó a la mujer Juanito, ¿ya no me van a pagar?

Vino otro intercambio de miradas y de silencios, y le dijo que si le iban a pagar y que solo firmara a un lado. ¿Pero no habrá problemas?, le dijo otra vez, eso nosotros lo arreglamos, y así tuvo que firmar, al ladito de la firma de quien sabe quién.

El incidente despertó comentarios entre los viejitos, esto es muy grave dijo uno de ellos, mientras esperaba en la fila, como es eso de que ya le firmaron, debe haber un orden.

Le dijeron que lo bueno fue que les enseño la lista, pero que tal si se espanta y se queda callado, pues el “error” despierta la sospecha de una tranza, al fin y al cabo que son miles de viejitos los que cobran.

Y que tal si se van y no dicen nada.

Y que tal si es una trampa de malas servidoras de la nación.

Y que tal si su caso descubre el pastel de la tranza y el engaño.

Juanito guarda su dinerito, se arrepiente de haber ido solo, para la otra me traigo a mis hijos, dice para su adentros y se contesta… no vaya a ser la de malas que estas servidoras de la nación salgan otra vez con su ¡ya le firmaron!

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